De lo utópico a lo posible como pedagogía política en el Cauca

NELSON EDUARDO PAZ ANAYA

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La utopía de la integración ha tropezado con la dificultad de no encontrar un escenario propicio para que los diversos actores expongan con objetividad sus pretensiones. Ubicadas estas señales en el mapa de las posibilidades, desde luego se presentara choque de intereses, pero así se podrá establecer metodologías para definir compromisos económicos, pactos sociales y acuerdos políticos, para intentar y concertar esfuerzos conjuntos, sobre puntos específicos.

Como no se ha expuesto con objetividad el alcance de las diversas posiciones, no se ha arriesgado tampoco con el mismo criterio, propuestas sobre la forma de diseñar procesos creativos de concertación, para sobre ellos dirigir los esfuerzos públicos y privados. Si bien es cierto, se han adelantado algunas prácticas, también lo es, que no han tenido la dimensión necesaria.

Desde luego- no son un juego de utopías- son intereses del sistema capitalista, que por su lógica siempre estará en crecimiento, encontrándose en un territorio con dificultades; porque tiene que compartir espacios con otras formas de propiedad y otras visiones; la individual, la colectiva de comunidades negras, la de corporaciones y solidarias, las especiales de resguardos indígenas, las públicas y las de todos los colombianos y del universo, como los parques naturales, los páramos y los manglares, los ejidos y los baldíos.

Estas características hacen del cauca, un lugar único en el mundo, su diversidad étnica, su historia y geografía, diáspora de fuerzas y de capacidades, saturación de contrastes, de sueños y de pesadillas, porque todo es diferente, nada es igual. Su economía basada en el sector agropecuario, contiene modelos muy disímiles de producción, que bien pudo pensar Chayanov (1920), se cruza el latifundio de la agroindustria expansiva, con cultivos rudimentarios en los micro-minifundios, y la agroecología aparece como rescate no solo económico, sino cultural en el encuentro de lo andino y de la biodiversidad infinita.

Se percibe un estado distante, desdibujado, perdido, que no ha podido entender a la población caucana, no deduce la fuerza de las culturas que se cruzan y de sus potencialidades, bien debía tener la Constitución un capítulo especial para atender su heterogeneidad y diferencia con la mayoría de las demás regiones del País.

Giran en remolino social las genéticas culturales del África sur occidental, Nigeriana, Senegalés, Gambiana, Gaboniana, Gahnaniana, con sus Casaram, Carabalís, Minas, Cantoñis, después, Caicedos, Mosqueras, Arboledas. Allí se confundirán con los Paeces, Guámbianos, Yanaconas, Totoroes, Cajibios y diez expresiones genéticas más del mundo indio. Y aparece esa fuerza arrolladora del mestizaje, con ancestros árabes, ibéricos, vascos, europeos, para conformar el pueblo entre dos ríos, conocido como Cauca.

A la vez hace presencia el capital nacional, el extranjero, el que sale de las lavanderías que todo el mundo conoce, y el ilegal cuya inversión tapa momentáneamente las carencias de sectores de la producción en crisis.

La expresión del pueblo caucano, en las pasadas elecciones, no se puede analizar como un simple resultado de campañas políticas, es el más serio y respetable de sus procesos, es la respuesta contundente al agotamiento de la paciencia. Es la pedagogía de la dignidad actuando como rotura del cascaron de la opresión que dominaba, y que revienta con su perpetua voluntad, para anunciar que tiene capacidad plena, para materializar su propio proyecto de vida, allí convergen las dos fuerzas de opinión contra lo establecido. Nada volverá a ser como antes.

La resistencia, es base de la historia y de la civilización. El rechazo a la trampa tradicional de la dadiva ligera, del tamal, del transporte y de las falsas atenciones a los electores, desvaneció ante la emoción y el compromiso por la ansiedad del cambio. Desaparecieron las maquinitas electorales de los barrios y de los municipios, todo parece indicar que el clientelismo y la corrupción pierden cada día sus espacios, ante la actitud de toma de conciencia.

La memoria de las víctimas y el dolor de la violencia, de igual manera convoco por la paz, como requisito para alcanzar la armonía de una población en cuyos territorios arrecio la muerte, también la conciliación, el respeto, la tolerancia y la vida.

En el momento hay demasiadas tensiones, el Centro Democrático gana las elecciones en lo nacional, y Colombia Humana gana en el territorio de manera contundente, es el instante del debate, de la discusión, de la propuesta abierta y sin temor; solo así se construye espacio para la concertación y se suman las fuerzas para los mejores propósitos. Vamos Cauca.