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CARLOS E. CAÑAR SARRIA
Uno de los aportes principales de Montesquieu en “El espíritu de las leyes” es la separación de poderes; su filosofía de corte liberal está contrapuesta a los regímenes políticos autoritarios y totalitaristas. Un régimen político donde no se respete la independencia de poderes es una afrenta a la democracia y un menosprecio a la posibilidad de construcción de sociedad civil.
Cuando no hay separación de poderes ni sociedad civil, quienes detentan el poder quedan convertidos en unos reyezuelos con poderes omnímodos.
Para casi nadie es un secreto que la separación de poderes en nuestro país está es riesgo, es decir, está en riesgo la democracia. El poder ejecutivo no puede subsumir en él, los demás poderes porque ello significa la configuración de una dictadura. Cada vez se producen una serie de sucesos que no dejan de preocupar al país y a la opinión pública en general. Los acuerdos de paz en riesgo, las decisiones de las altas cortes pretenden ser desconocidas, la tendencia a acabar con la JEP, entre otros sucesos, ponen en cuestionamiento no sólo e régimen sino también el sistema político.
En Latinoamérica es característico-a pesar de las contradicciones- el régimen político democrático y el sistema político presidencial. Las constituciones latinoamericanas atribuyen demasiados poderes a la figura presidencial y esta situación pone en permanente peligro la democracia. Cuando un presidente se excede en el ejercicio del poder, permeando los demás poderes, el sistema político presidencial degenera en presidencialismo.
Se anuncia o se rumoran reformas peligrosas, en la cartera de Justicia, por ejemplo, unificar en una sola corporación todas las cortes, bajo el sofisma de evitar el denominado choque de trenes lo que sí afectaría ostensiblemente la separación de poderes.
¿Y la sociedad civil? En Colombia estamos muy lejos de contar con esa señora que no a todo el mundo enamora, pero es necesaria si es que en verdad pretendemos construir una sociedad moderna, es decir, democrática. Donde existe sociedad civil no se pone en riesgo la democracia, porque precisamente esa señora consciente y actuante no lo permite, de ahí que despierte tanto temor a quienes pretenden seguir actuando en contra de la Constitución y de las leyes y en detrimento del interés público. Intereses oscuros, polemiza la opinión pública, sobe la pretensión de acabar las cortes.
Mientas tanto, el presidente Duque, a quien tildan de subpresidente, por la gran influencia de Uribe a quien le debe la presidencia, viene diezmado en popularidad que no sobrepasa el 30% según empresas consultoras en las encuestas. Las objeciones a la JEP no pasaron ni en el Congreso ni en la Corte Constitucional, La Reforma Tributaria y la Ley de Financiamiento en tropiezos, Santrich ya es congresista, los ministros sin derroteros, no saben para donde van, etc., hechos que no pasan desapercibidos y que de alguna o de múltiples maneras afectan la gobernabilidad de un personaje joven, pero de poca experiencia en la administración pública. En las redes sociales no frenan los memes, los chistes sobre la figura presidencial y algunos columnistas como Ramiro Bejarano, han puesto en duda la posibilidad de que termine el periodo.
La Registraduría ha avalado la recolección de firmas tendientes a un referendo para desconocer la JEP y convocar un referendo, lo cual no ha sido bien visto en la opinión pública, por los defensores del proceso de paz y por el partido Farc, que considera este hecho como un atentado contra la paz, la verdad y el Estado de derecho en Colombia. La recolección de firmas, iniciativa del periodista Herbin Hoyos, que tuvo como contrapeso al columnista de Semana, Daniel Samper Ospina que armó un firmatón, logrando el récord de 120.000 firmas en un solo día para que Uribe se retire de la política.
Es confuso lo que entiende el uribismo por Estado de opinión. Desde el 2009 fue empleado por el entonces presidente Uribe como respuesta a un fuerte enfrentamiento con las cortes por el tema de la parapolítica y que en la actualidad se revive -como ya se ha dicho- con la tendencia de derogar la JEP y revocar las cortes, poniendo en peligro lo que nos queda o lo que se ha venido construyendo de democracia.
Coletilla. Con mucho pesar se sintió en la ciudad, el fallecimiento de la matrona liberal, Rafaela Caldas de Ayala, nos unimos al sentimiento de dolor de su respetada y querida familia, a sus hijos Félix Antonio, Jorge Enrique, Luis Carlos, Sofía, Marola, Judith, Fanny; a sus nietos y bisnietos. ¡Paz en su tumba!
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