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SIGIFREDO TURGA ÁVILA
Son muchos los compatriotas que cultivan la idea de que, para que la vida sea amable debemos convertirnos en sobresalientes emprendedores de negocios, capaces de hacerlo mejor que otros emprendedores, que también van a entrar o ya están en la competencia de la producción de bienes o servicios, buscando los ingresos monetarios a que se aspira.
La consigna aquí es identificar el producto o servicio que vemos conveniente ofrecer en el mercado, garantizando hacerlo mejor que la competencia y con ello ganar mucha plata. Los padres, los maestros, las universidades, en muchos programas radiales o televisivos, o especialistas a través de los medios electrónicos, recomiendan o educan a los jóvenes que sean individuos emprendedores y competitivos creando empresa.
Con este modo de pensar, que fue imponiéndose por lo menos desde cuando Colón llegó a nuestro continente, se fue formando cierto tipo de valores en el conjunto de la sociedad del mundo hasta llegar a la absurda desproporción que hoy es real, donde menos del uno por ciento de la población del mundo acumula más del 99 por ciento de toda la riqueza existente en la tierra según se evidenció en el informe económico del Foro de Davos.
Recordemos que el Foro Económico Mundial, llamado también Foro de Davos, es una fundación sin fines de lucro, con sede en Ginebra, Suiza, que se reúne anualmente en el Monte de Davos. Quienes asisten son de los principales líderes empresariales o políticos del mundo, con periodistas e intelectuales destacados. Esto lo hacen desde 1991 enfocando siempre el análisis de los problemas más álgidos que afronta el mundo. Siendo así la preocupación, de hecho que caben problemáticos temas como el de los desplazados, el hambre o el compulsivo deterioro ambiental, entre muchos.
La inmensa batería educativa promovida desde los gobiernos y las principales instituciones políticas y administrativas del mundo se orienta es, a que el individuo se dedique a sí mismo por encima del resto. No se hace educación para que la persona se dedique a resolver problemas de todos o a servir a los demás, se impuso la ética que el padre inocula a sus hijos en consignas similares a esta: “El más fuerte se come al más débil, hay que sobrevivir, por eso estudie mijo para que mañana sea más grande que los demás y logre sobrevivir”.
Actualmente gozamos de los avances científicos más destacados de la humanidad y sin embargo, cada día los problemas de la humanidad y de daño al ecosistema son peores. Habrá que ver esto con los valores humanos y ética?.
Es indignante encontrar una realidad en la que masivamente se atropella la dignidad humana, solo se atiende la importancia del crecimiento medido en acumulación monetaria.
Este reduccionismo en el que nos han metido, donde hasta los resultados científicos solo han de servir cuando se satisfagan con ellos los resultados de los balances económicos de las empresas, deterioran cualquier panorama de la dignidad.
Veámoslo a través de un ejemplo real, importa que las EPS presenten un maravilloso resultado en su balance financiero, para que a su vez esas cifras le deriven magníficos impuestos al gobierno de turno, para que este luego muestre que si está trabajando por la población ejecutando un maravilloso presupuesto generando empleo etc, etc. Pero entre tanto, vamos encontrando tirados en el suelo de los hospitales, clínicas y hasta en las aceras, paciente desatendidos y muriendo, sin que el sistema hospitalario responda por ante tan dantesca tragedia.
Esto tiene solución siempre y cuando entendamos que es cuestión de valores y de ética. De ahí que hablamos de Economía Solidaria.
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