JORGE ALBERTO DUQUE MEJÍA
Una de las nuevas palabras que están surgiendo de este proceso de enclaustramiento, al cual nos hemos visto sometidos, es el verbo “despertar”. Pero para entender el significado de este nuevo verbo, tenemos que tener conciencia del sueño o letargo en el cual hemos estado sumidos. Ni nos hemos dado cuenta de cómo se está arrasando, a nuestro alrededor, con los bosques, no nos percatamos de las ingentes cantidades de venenos, como el mercurio y el cianuro, que se vierten en nuestros ríos, con el único fin de lavar el oro. Ni qué decir de los volúmenes de hormonas femeninas que se le agregan a los alimentos concentrados con los que se “ceba” a los animales que finalmente hacen parte de nuestra cadena alimenticia, mucho menos de las cantidades industriales de “agroquímicos” con los que se pretende enriquecer el suelo en el que plantamos una buena parte de nuestros alimentos. Es casi como si el Creador no hubiese hecho nada bien, y seamos nosotros, los “auto-nominados” homo sapiens, los encargados de corregir todas las fallas del Creador.
¿Hasta dónde puede llegar nuestra arrogancia, nuestra auto-suficiencia?
Parece que no hemos logrado entender que estos meses, de pandemia, o como se les quiera llamar, representan el tiempo prudencial que se nos estás dando para ver si, al fin, “despertamos”. Sí, si por fin despertamos a una realidad que no puede ser la misma de ayer, ni la de la semana pasada. ¿Será que somos capaces de entender que en quienes deben sucederse cambios, es en nosotros mismos?
Despertémonos hacia el entendimiento de que nosotros somos parte de una energía cósmica y que, como energía, debemos resonar y vibrar al unísono con todas las fuerzas energéticas (el amor, la generosidad, la comprensión, la tolerancia, la unión, el perdón, etc.)
Seguro que, al despertar, vamos a notar la cantidad de puestos que han quedado vacíos. Es en ese momento en el cual no nos podemos dejar ganar la partida por la desesperanza. Al contrario, tenemos que tener la presencia de ánimo para decirnos que somos parte de los escogidos para seguir adelante. ¿Hasta cuándo? Esa parte del mañana se la dejamos al que maneja las cuerdas del mañana. Nosotros, con lo que somos y cómo somos, tan solo preocupémonos por el hoy, por el ahora, por ser buenos hoy y perdonar hoy, así como por acordarnos de decir “excúsame”, pero ¡que sea hoy! Los bosques que arrasamos, los ríos que envenenamos, las palabras y los hechos con los que herimos a nuestros congéneres, quedaron todos en el ayer. Son película ya revelada en la cual no podemos cambiar nada. Preocupémonos por darle un mejor pixelaje y color a la película que estamos tratando de filmar hoy.