JORGE ADRIÁN MUÑOZ VELASCO
Popayán es una ciudad adulta con población estimada de 277.270 habitantes según categorización DANE 2018. Demográficamente, la población se ha quintuplicado durante las últimas cinco décadas y es considerada una ciudad receptora de diferentes comunidades vulnerables por el conflicto armado y social como afros, indígenas y campesinos, quienes son provenientes de otros municipios del Cauca y regiones del país. Es de resaltar que el censo DANE, no considera a la población migrante venezolana que ha llegado en los últimos dos años y que habita en la periferia como se observa en la cotidianidad de estos sectores de la ciudad.
Organizaciones como el Banco Interamericano de Desarrollo – BID, la Financiera de Desarrollo Territorial – Findeter y el Ministerio de Hacienda, entre otros, han realizado diferentes estudios sobre las apuestas y metas que debe realizar Popayán al 2032 para ser una ciudad sostenible, moderna y competitiva. Así mismo, lo han hecho los gobernantes a través de los diferentes planes de desarrollo y de las alianzas estratégicas que presentan con bombos y platillos, pero sin considerar mayoritariamente a la ciudadanía (con quiénes se debe transformar a Popayán).
Lastimosamente, ninguno de los actores relacionados con el crecimiento y sostenibilidad de la ciudad han realizado acciones visibles y efectivas, con el fin de garantizar un adecuado desarrollo urbano más allá del centro histórico, los barrios y las calles principales que conocemos, sino también sobre las periferias de la ciudad que se extienden sin ninguna vigilancia hacia el sector rural, acabando y afectando el medio ambiente, la fauna silvestre y las fuentes hídricas por las cuales estaremos lamentándonos en próximos años.
En este sentido, el sur-occidente de Popayán es un ejemplo del abandono y la omisión por parte de las últimas administraciones incluyendo a la actual administración, así mismo de las entidades como el Concejo de Popayán, la Corporación Autónoma Regional del Cauca – CRC, el Acueducto y Alcantarillado e incluso La Fundación Procuenca Río Las Piedras, entre otros.
Es preocupante evidenciar que ninguna de estas entidades y sus funcionarios esté realizando acciones efectivas y de cara a los ciudadanos para controlar a tiempo el crecimiento anormal que de manera desordenada y sin cuidado de lo ambiental y social, se está dando en sectores rurales como la Vereda de Torres, La Playa y Puelenje. El portal ColombiaCheck menciona que el fenómeno informal de urbanizar fincas y predios llega al 16% del territorio urbano, distribuido en 466 hectáreas y más de 150 proyectos de vivienda.
La ciudadanía debe conocer que las consecuencias de no controlar, vigilar y planificar a tiempo el desarrollo urbano de las zonas periféricas de la ciudad, tendrá consecuencias en diferentes ámbitos que afectan no solo a las poblaciones que ya habita en estos sectores, sino a toda la ciudad. A futuro, los esfuerzos e inversiones públicas deberán ser mayores para dar solución a las problemáticas y necesidades que hoy por hoy, ya empiezan a preocupar y afectar a los habitantes de los barrios y veredas del sur-occidente y sur-oriente de Popayán, en temas como: pandillas, drogadicción, robos, barreras invisibles, demanda de servicios básicos, carencia de espacios sociales y de esparcimiento, afectación a quebradas, fauna, entre otros.
Es importante resaltar que el ejercicio del poder público, se debe hacer de forma oportuna, cercana y participativa con las comunidades para planificar el rumbo de la ciudad que hoy crece sin límites, sin formas y sin vigilancia efectiva. Se debe dar toda la celeridad institucional y participación ciudadana en la construcción del nuevo Plan de Ordenamiento Territorial – POT que tanto necesita la ciudad. Es imperativo la presencia continua de todas las instituciones públicas en el marco de metodologías participativas, activas y abiertas que involucren a diferentes actores (comunidad, academia, sectores público y privado, así como organizaciones sociales) para dar un crecimiento con visión, pero también con apropiación y responsabilidad ciudadanía.
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