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    Con el viento en popa

    JUAN CARLOS LÓPEZ CASTRILLÓN

    Es 13 de enero del año 2037, Popayán cumple 500 años y se ha decretado día cívico. La celebración formal tiene lugar en el parque de Caldas, cuyas calles circundantes están todas adoquinadas y son peatonales; pero el evento central será en el gran Parque de la Vida, concluido hace ya unos años y ubicado hacia el occidente urbano de la ciudad.

    Es un espacio de 20 hectáreas de bosque, senderos ecológicos, canchas deportivas, puntos de avistamiento de aves, canales de agua limpia tomadas y devueltas al rio Cauca, kioskos temáticos y un hermoso auditorio al aire libre, en el que la orquesta sinfónica de Popayán dará un concierto.

    A la par, el Parque Lineal – que inicia en el antiguo puente de Cauca y termina en el bosque del Parque de la Vida – está lleno de deportistas y personas caminando con sus mascotas, las cuales viven en una ciudad que respeta a los animales y al medio ambiente.

    Ese mismo día se anuncia el inicio de las obras de la tercera etapa del Proyecto BID-Ciudad Sostenible, dada la buena ejecutoria del primer y segundo préstamo, cada uno por 250 millones de dólares, lo cual ha posicionado a la urbe universitaria como un ejemplo de convivencia, cultura ciudadana, transporte y energía limpia.

    La ciudad blanca tiene ahora un adjetivo complementario, el de ciudad verde, en virtud de las decenas de pequeños parques construidos en los barrios y por el exitoso proyecto agropecuario que ha posibilitado que sus veredas abastezcan la demanda de alimentos de la región.

    El progreso y el bienestar han florecido en los últimos tiempos.

    Los turistas se cuentan por miles, somos el epicentro de la educación investigativa y los pequeños esfuerzos de emprendimiento se han multiplicado para disminuir el desempleo a un nivel impensado.

    Los bloqueos a la vía panamericana, ahora de cuatro carriles, son cosa del pasado gracias al «acuerdo estructural interétnico», que posibilitó un entendimiento permanente entre campesinos, indígenas y mestizos, y entre estos y el Gobierno nacional, lo cual disparó la inversión pública y privada en todo el departamento.

    Es una ciudad amable, con problemas, pero con un gran capital intangible: todos sus habitantes se sienten orgullosos de lo que son y de donde viven. El programa de Educación para La Paz ha dado sus frutos y la nueva generación conoce la historia de la región, tiene un moderno sentido de grandeza y se ha contagiado de la mentalidad abierta y optimista que se pregona desde la escuela.

    Es una región con «el viento en Popa», el cual sopla fuerte y la empuja hacia la prosperidad. Ese viento siempre ha corrido por este valle de Pubenza, pero ahora se ha canalizado, logrando además que todos remen hacia el mismo lado, que es la clave del éxito de una sociedad.

    Posdata: en medio de las noticias malas de los últimos meses, que a veces quiebran la moral y el ánimo de las gentes, es imperativo soñar, tener una visión esperanzadora de largo plazo y trabajar para ello. Es como cuando a estas alturas del partido uno siembra un roble, en el fondo sabe que lo más probable es que ese sombrío no lo vaya a cobijar, pero seguro sí a nuestros hijos.