CLAUDIA PALACIOS
@claudiapcnn
Llegó al gremio del petróleo en tiempos de vacas flacas, y, como otros que han sido funcionarios del gobierno del presidente Santos, no comparte la política fiscal que ha propuesto en su segundo período. Francisco Lloreda, al frente de la Asociación Colombiana de Petróleo, explica por qué Colombia, como otros países que no son grandes productores de crudo, quedó en medio de un duelo de titanes: Estados Unidos y Arabia Saudita; y advierte cómo ese duelo salpicará nuestra estabilidad financiera y energética.
Francisco Lloreda, presidente de la Asociación Colombiana de Petróleos. ¿Qué representa para Colombia la decisión de la OPEP de mantener en 30 millones de barriles la producción de petróleo?
Lo primero es entender lo que hay detrás de esa decisión. El mundo demanda 90 millones de barriles diarios y la OPEP produce 30 millones, es decir, una tercera parte de la producción mundial. En medio de la discusión que se da entorno a esto está la puja entre los países que tradicionalmente han sido los principales productores, entre ellos los de la OPEP, y aquellos que están comenzando a producir más, como los Estados Unidos. La aspiración de los países de la OPEP y los países árabes es apostarle a un precio bajo del barril para dificultar la rentabilidad en aquellos países que están produciendo petróleo por fuera de esa organización.
Varios analistas afirman que el petróleo de esquisto de Estados Unidos, para que sea rentable, debe ser vendido a 80 dólares el barril, pero otros señalan que a ese país le resulta barato producir ese tipo de petróleo, y que por lo tanto puede resistir que el precio por barril siga bajando. ¿Le ganará Estados Unidos la puja a los países árabes que tienen tanto petróleo y que lo producen tan barato?
Mi impresión es que el petróleo que se encuentra en yacimientos no convencionales llegó para quedarse, y que un número de países, entre ellos Colombia, en la medida que tengan reservas no convencionales, buscarán producirlas. La puja se va a dar en el mediano plazo y será difícil impedirle a aquellos países que desean producir petróleo o gas de yacimientos no convencionales que lo puedan hacer.
¿Pero por cuánto tiempo se puede extender la puja. Con la decisión de la OPEP la van ganando los países árabes, pero cuánto puede resistir Estados Unidos tener un petróleo a la baja y hasta qué precio podría hacerlo?
No es fácil decirlo porque depende del tipo de yacimiento, de la compañía que esté explorando y produciendo, o de la decisión del gobierno de Estados Unidos. Ese país, desde tiempo atrás, ha buscado ser autosuficiente en materia energética y lo logró. Hoy aspira a serlo en materia petrolera. De aquí a mediados del próximo año se avizora un escenario de precios bajos como el que podemos apreciar.
¿Qué deben hacer los demás países como espectadores de la puja entre Estados Unidos y Arabia Saudita? ¿Van a lograr llevarse por delante nuestras economías?
Los demás países deben ajustarse. En el caso de las empresas no se tiene la opción de revisar la estructura de costos y seguramente serán más selectivas al momento de decidir a dónde invertir. Es probable que le terminen apostando a yacimientos en los que ya se está produciendo pues requieren ingresos para su flujo de caja para la época de ‘vacas flacas’, en detrimento de las inversiones en otra materia. Esto por supuesto no es una buena noticia para Colombia porque requerimos duplicar la actividad exploratoria para poder incrementar reservas. A los demás países les corresponde ajustarse para ser competitivos. Hay que preguntarse qué debe hacer Colombia para continuar siendo atractiva en un mercado con precios bajos y donde hay fuertes competidores tomando medidas para disputarse el capital disponible de inversión.
Y con costos de producción altos porque si le estamos apostando a extraer gas de esquisto en el Magdalena Medio, eso costará más de lo que cuesta sacar el petróleo que extraemos ahora…
Así es. Los costos de producir de yacimientos no convencionales son mayores, dependiendo del tipo de yacimiento. Es inevitable que las empresas terminen siendo más selectivas, no solo en Colombia sino en el mundo entero. Colombia debe preocuparse por mantenerse atractiva y por ello preocupa un escenario de precios bajos, costos altos y reforma tributaria.
¿Y qué es lo que puede hacer Colombia para continuar siendo atractiva?
Varias cosas. La primera, garantizarle a las empresas poder operar. Esto tiene que ver con buscar mayor eficiencia en los procesos de licenciamiento ambiental sin perder rigor. El gobierno ya está trabajando en este aspecto y yo soy optimista sobre los resultados que se puedan alcanzar. Lo segundo es evitar dificultades en terreno porque los bloqueos, los atentados, las dificultades para extraer el crudo terminan incrementando el costo para las empresas. Lo tercero, buscar que desde el punto de vista impositivo, a esta industria en lugar de gravarla de manera desproporcionada se le permita estar en condiciones competitivas para producir.
Habló de que la reforma tributaria hace parte del mal escenario actual, por qué?
Aunque el propósito del gobierno no es golpear a la industria petrolera, ya que es consciente de su importancia, con la reforma, ésta sería la industria más golpeada, terminaríamos pagando el 20% de la reforma tributaria, lo cual equivale a unos 2.6 billones de pesos al año, que es lo que cuesta una campaña exploratoria. Algunas empresas se verán en la disyuntiva de pagar impuestos o invertir en actividad exploratoria y esto es muy preocupante porque tenemos unas reservas muy precarias. En seis o siete años podríamos estar en una situación muy delicada de reservas y de producción y por tanto de sostenibilidad fiscal.
¿Cuál sería el primer proyecto que se suspendería por cuenta de esta reforma tributaria unida al panorama de bajos precios?
Nosotros proporcionamos los mayores recursos al gobierno nacional con cerca del 20% de los ingresos corrientes de la nación. Es de esperar que las empresas revisen la rentabilidad de sus proyectos y preocupa que los primeros en ser sacrificados sean los de actividad exploratoria al ser los de más alto riesgo, a pesar de que son los que más necesita el país.
¿Puntualmente cuál proyecto? ¿Por cuánto dinero y en qué lugar?
En general hay muchas empresas que están adelantando actividad exploratoria como actividades sísmicas o perforando pozos. Es factible que algunas de ellas tengan dificultades más adelante. Señalar algún proyecto en particular en una determinada región, independientemente de la empresa, es apresurado. No obstante, las empresas están revisando costos e inversiones en sus casas matrices.
El canciller venezolano salió visiblemente molesto de la reunión de la OPEP, ya que a su país le sirve un precio del petróleo no menor a 100 dólares por barril. ¿Usted ve a una división en la OPEP que puede llevar a que un grupo de países no cumpla con la cuota pactada esta semana?
Hay unos países más disciplinados que otros y esto evidencia que tienen necesidades distintas, así como capacidad de aguante diferente. Entre los países que solicitó reducir la producción para incrementar precio está Venezuela. Yo no veo de aquí a mediados del próximo año un precio del barril regresando a 100 dólares, como es la expectativa de ese gobierno. Por el contrario, pareciera que el siguiente año tendremos precios similares a los que tenemos ahora.
Si Venezuela o Irán decidieran no cumplir con lo que la OPEP decidió ¿esto tendría algún impacto en el precio?
Depende de cuantos países estén dispuestos a hacerlo y del recorte. El problema es que todos los países preferirían que el que recortara la producción fuera otro y no sí mismo, porque en últimas todos están buscando ingresos. No es fácil por eso predecir qué puede ocurrir al respecto.
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