Colocar el cabello

jorge ruizLA VIDA EN FINANZAS

JORGE ALONSO RUIZ MORALES

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Hay dos palabras en el idioma español que son las más satanizadas de la historia, tal vez de manera exagerada. No creo que haya algunas otras que despierten en la gente ese sentido propio del bienhablante y del burgués gentilhombre. Estas dos palabras son usadas por algunos para estratificar y para distinguir entre lo elegante y lo mañé, entre lo culto y lo inculto; este par de palabras si son pronunciadas en, no sé, alguna entrevista de trabajo o en el arte de la coquetería en un rumbeadero, podrían motivar la dicción del “ehh, bueno, luego te llamamos” o del otro clásico “mira, te quiero como amigo” y para algunas personas será casi merecedor de exilio en alguna isla lejana. Las palabras son “Colocar” y “Cabello”.

A veces puede sonar mal, estoy de acuerdo, pero estas palabras existen y se deben usar en su contexto. Este es un artículo corto, conciso que debe captar la atención, así que iré directo al grano. Imagínense una junta directiva, imaginen al presidente de alguna entidad que necesita recursos financieros, muy elegante, con los zapatos lustrados (la otra vez dije “embolados” y me manifestaron disgustos), diciendo lo siguiente:

– “Muy buenas tardes, señores de la Junta, para este año nuestra entidad planea poner en el mercado cien mil pesos en bonos”.

Alguien podría responderle: “Doctor, no se dice poner, se dice colocar”. A lo que él respondería: “Pero cómo así, si ese verbo está satanizado, está condenado a la ignominia”. Y sí, en ese caso se debe decir Colocaciones. Un banco coloca títulos en el mercado y al decir colocar me refiero a distribuirlos para captar dinero. Ahí sí suena bien.

Cuando niño, mi hermana me dijo “Jorge, se le colocaron las orejas rojas”. Ya luego de muchos años ella no lo diría así. Bueno, continuemos con la otra palabra: Cabello. A mí puntualmente no me suena feo que digan así, pero comprendo que suene mejor “me voy a lavar el pelo” a “me voy a lavar el cabello”.

Sin embargo todo tiene su excepción. Cuando imagino escenas románticas, en un lago cristalino, con muchos animales, ambiente silvestre y el personaje de la escena está en el enamoramiento, mirándole los ojos azules a su novia, la empieza a acariciar y suena una canción hermosa de fondo, no quedaría bien decir que “él le acarició el pelo rubio”. Para nada. Sonaría mejor: “él le acarició muy lentamente su cabello rubio mientras la besaba, ese cabello que olía a manzanilla y que centelleaba al igual que el amor que ambos sentían, ese hermoso cabello que, ahora largo, era testigo de todo”. Algo así. Cabello puede ser más bonito que Pelo a veces.

Aprendemos entonces que el verbo Colocar sirve al dinero y el verbo Cabello sirve a la literatura. La única forma en que las dos cosas confluyan es aquí, en La vida en Finanzas.