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CHRISTIAN JOAQUÍ
Uno de los principios supremos de la lógica aristotélica es del tercero excluido, de conformidad con el cual dos proposiciones contrarias y disyuntivas no pueden ser ambas falsas o ambas verdaderas al mismo tiempo y eso es lo que acaba de suceder con los resultados de la primera vuelta presidencial.
Quedan dos propuestas de país que son opuestas y disyuntivas; no hay lugar para un tercero. Algunos dirán que sí hay un término medio: votar en blanco, abstenerse o anular el voto son expresiones políticas que, si bien son válidas simbólicamente, no tienen efecto práctico alguno.
Por primera vez en mucho años de nuestra historia republicana la decisión que adoptemos como ciudadanos representa dos modelos diferentes de concebir varias instituciones básicas de nuestro Estado. Si bien esas instituciones básicas que no están en discusión, si lo están su aproximación teórica y, desde luego práctica: Esas instituciones son: república, democracia, Estado de derecho, familia y sistema económico de mercado.
República. Contrario a lo que ocurre en otras latitudes, nosotros no tenemos discusión sobre la necesidad de una república o de un estado monárquico. No obstante, producto de nuestra cultura política tradicional, el Estado ha sido un botín que ha creado clanes familiares que se consideran herederos legítimos del poder público. Esta visión en la que los hijos de expresidentes están llamados a ser presidentes, o que sus familias o protegidos son dueños de medios de comunicación o de poderes regionales, son propios de ducados, condados y marqueses.
Democracia. Una visión de este concepto se reduce a la existencia periódica de elecciones. Otra visión mucha más comprensiva, incluye la existencia y plena vigencia de un estado de derecho que garantice la separación de los poderes y el sometimiento del Estado y de su gobierno a las normas. Venezuela tiene elecciones periódicas, pero definir como democrático dicho Estado es discutible. En épocas de la República Democrática Alemana, muy a pesar de su nombre, la democracia era una ilusión. La democracia profunda en las bases de la sociedad, en el empoderamiento de todos los ciudadanos y el respeto de sus decisiones son presupuestos fundamentales de una democracia real y no meramente formal.
Estado de derecho. Probablemente pocas son las diferencias conceptuales y prácticas del Estado de derecho, pero en lo que sí hay una disyuntiva es el alcance del Estado Social de Derecho. Los fines sociales del Estado y las garantías en materia de derechos fundamentales y prestacionales son objeto de discusión: derecho a la vivienda, a la pensión, a la educación, a la salud deben o no ser provistos y garantizados por el Estado, o los dejamos para que, los ciudadanos en uso de su libertad y autonomía accedan a ellos.
Familia. Será la forma tradicional de familia la única que goza de reconocimiento y protección del Estado o, por el contrario, un sinnúmero de grupos de personas con vínculo sanguíneo o de afecto serán tratadas de igual manera y con similares derechos. El matrimonio igualitario y la adopción monoparental serán protegidas y garantizadas.
Materializamos el sistema social de mercado o nos inclinamos hacia un sistema simplemente de mercado en el que se privilegien los intereses individuales, los indicadores del mercado bursátil, el crecimiento del PIB per cápita, la utilidad de las empresas, a costa de la desigualdad en la riqueza y el ingreso, de las pauperización de los salarios reales y las condiciones de miseria que generan exclusión social y delincuencia.
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