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    Del nuevo gobierno

    CHRISTIAN JOAQUÍ

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    De la misma manera como rehuyó a ver fotografías y videos de asesinatos, hurtos, o peleas en internet, he sentido repulsión a ver o a escuchar la intervención del presidente del Congreso de la República, señor Ernesto Macías, en el acto de posesión del Presidente de la República. Según dicen, estuvo lleno de epítetos e insinuaciones desobligantes que no corresponden ni a la dignidad que ocupa, ni mucho menos al acto en el que se pronunciaron.

    Lo peor de todo es que no creo necesario ver ni escuchar el discurso para sentir ese desagrado que siento por las malas maneras y los procederes hoscos, en ambientes que, por su importancia para la República deben conservar ciertos ropajes.

    Pero no podría esperarse más de una persona como Macías, cuya experiencia en el plano político está eminentemente sustentada en el sistema clientelista de la negociación de beneficios personales: puestos y contratos.

    Ese mismo sistema y la misma mermelada tan criticada por las personas afectas a Centro Democrático que ahora pasará al turno de ese partido en el gobierno y, como ya ocurrió sobre todo en el segundo periodo del Expresidente Uribe, no se esperaría nada diferente a lo que ha ocurrido tradicionalmente; esto es, ministerios y establecimientos descentralizados en un permanente desfile de congresistas y asesores que llevan de la mano a alcaldes para ver qué proyectos hay para llevar a sus comunidades. Eso sí, no importa si sirven o no, pero lo importante es mostrar gestión.

    En todo caso, siguiendo el dicho que toda escoba nueva barre bien, sólo espero que las convicciones más profundas del presidente Iván Duque afloren durante su gobierno y logren limitar el actuar ordinario y procaz que han mostrado algunos congresistas del Centro Democrático que, sin empezar la fiesta ya se sienten embriagados de poder y, desde luego, con privilegios para inocular odio y sentimientos de vendetta más propias de clanes de delincuentes que de ciudadanos investidos de poder político.

    En el Cauca, entre tanto, las muertes a ciudadanos que ejercen control social no cesa y, tal como ocurrió en el año 2002 los asesinatos están a la orden del día, como ocurrió en Cajibío.

    Ojalá no aparezcan, igual que en ese aciago 2002, las capturas colectivas de ciudadanos que luego de varios meses en la cárcel volvieron a la libertad, porque los señalamientos judiciales que sobre sus conductas se hacían, no eran más que amenazas para que no continuaran ejerciendo su papel de control social.