FELIPE SOLARTE NATES
El centralismo es como una matrioska o muñeca rusa, que en su interior contiene otras replicas cada vez más pequeñas, pienso, después de escuchar al ingeniero nariñense Gerardo Rosero Pérez, quejándose del egoísmo de la clase dirigente vallecaucana, que, con el fin de privilegiar al “obsoleto” puerto de bajo calado de Buenaventura, ha bloqueado el trámite ante el gobierno nacional, del proyecto del “Corredor Intermodal Tumaco-Puerto Asís-Belem Do Para (Brasil), que pensado desde finales del siglo XIX, por el explorador y presidente Rafael Reyes, permitiría unir al Pacífico con el Atlántico aprovechando los cauces de los ríos Putumayo y Amazonas y la construcción de vías férreas, que partiendo de Tumaco, donde los 34 metros de calado permitirían el arribo de los grandes barcos de contenedores, además de las carreteras existentes y por mejorar, comunicarían a Popayán-Cali y hacía el este a Puerto Asís y Mocoa conectándose con el centro del país, los Llanos y la Orinoquia.
“Soñar no cuesta nada, pero hacerlo mucho y así pasó con el canal de Panamá”, pienso, mientras en el auditorio de la Cámara de Comercio del Cauca, en Popayán, el ingeniero civil egresado de la universidad del Cauca en 1976, ante limitada audiencia, continúa con su bien elaborada exposición y comenta que más atención le pusieron en las Naciones Unidas, los chinos y el gobierno de Lula en Brasil, para la ejecución del Corredor Intermodal, que sin pasar por el canal de Panamá directamente les permitiría exportar miles de millones de toneladas de soya y otros productos a la China, Japón y otros países asiáticos.
Mientras en la pantalla se suceden cuadros y mapas sustentando la importancia futura del proyecto, pienso que el egoísmo, regionalismo y centralismo, del que se queja el ingeniero, con relación a los vallecaucanos, es una cadena descendente, pues estos han sido desplazados por bogotanos y antioqueños que han controlado la Presidencia, Planeación Nacional y el ministerio de Hacienda, relegando al suroccidente del país al retraso en la ejecución de macroproyectos como la doble calzada y vía férrea a Buenaventura, mientras los antioqueños, además de Puerto Antioquia, en el Atlántico ya van a construir un gran puerto sobre el Pacífico, con autopista incorporada, todo financiado por chinos.
Así, la matrioska del centralismo en escala descendente se replica desde la capital del país hasta las regiones, y de estas a departamentos que las integran y de las capitales de departamentales con los municipios, y de sus cabeceras hacía los corregimientos y veredas, donde, si es que llegan, gotean los recursos públicos.
Y la inclusión en planes de desarrollo y asignación de presupuestos para la ejecución de grandes obras y proyectos depende fundamentalmente del grado de desarrollo económico regional y local, de la visión, pujanza y experticia para estructurar propuestas y gestionarlas por parte de las clases dirigentes y de su capacidad para controlar la presidencia de la república, sus ministerios y demás entidades donde estudian y aprueban los proyectos y les asignan presupuesto.
También, recuerdo la reunión en la Casa de la Moneda, de Popayán, citada en noviembre de 2019 por el gobernador Elías Larrahondo, para presionar a la ANI y ANLA, en la agilización de licencias ambientales y cesión del contrato de construcción de la doble calzada Quilichao-Popayán, a la que sólo asistieron representantes de gremios productivos, el senador Temistocles Ortega, el representante Faber Muñoz y brillaron por su ausencia los demás senadores y representantes a la Cámara del Cauca (ya sin curules desde julio de 2022).
Pienso que mientras en el centro del país, Antioquia, la costa Atlántica, el Valle y hasta Nariño, viven inaugurando dobles calzadas, puentes y túneles, en el Cauca, hemos estado “cagados y el agua lejos”, al políticos, empresarios y autoridades seccionales, haber tardado en exigir al gobierno nacional, la pronta construcción de la variante Timbio- El Estanquillo, que acortaría el viaje a Pasto, el destrabe de la construcción de la doble calzada Quilichao-Popayán, hace seis años adjudicada al consorcio Nuevo Cauca, agobiado por problemas entre sus socios y falta de financiación; y la reciente perla: la demora en continuación de la pavimentación de la carretera Paletara-Isnos, pues la licitación fue otorgada a una empresa cuyos socios son algunos de los que se robaron $70.000 millones adjudicados a Centros Poblados para llevar internet a zonas rurales. Sin olvidar que la construcción de la carretera al Pacífico caucano, avanza a “lo jeta de puerco”, construida por los cocaleros.
Este es el país, el suroccidente colombiano y el problema de la descentralización, que le espera al próximo presidente y Congreso.