OLMEDO GUACA TIMANÁ
“La guerra es la salida cobarde a las aspiraciones de la paz”, dice Thomas Mann y esto precisamente está ocurriendo en nuestro maltrecho Cauca, en donde la guerra es la salida de los diversos grupos armados que están imponiendo su dominio territorial a costa no de la confrontación armada sino de la mezquina acción de asesinar a gentes indefensas y a todo lo que les huela a líderes sociales, progresistas, defensores de derechos y ahora a un grupo político que está a la otra orilla de quien ostenta el poder. Realmente no hay guerra, sino exterminio sin escrúpulos, cobarde ante quienes aspiran a la esperanza de la paz y a otra Colombia.
Lo peor de todo esto es la soledad del Cauca que naufraga en el olvido, la indiferencia: sin dolientes. A nadie parece dolerle las muertes de indefensos campesinos, líderes y jóvenes que a diario caen bajo esta máquina de muerte. Los mingueros, campesinos y afrodescendientes caminaron hasta Bogotá, pero el ego enfermizo de poder del presidente quien es el llamado a escuchar a su pueblo evadió conversar dique porque la marcha estaba infiltrada por el terrorismo, que porque se iba a instalar el socialismo. Lo único que se pedía era ser escuchados, pero no, su espíritu perverso no escucha a nadie, ni a sindicatos, ni a gremios sociales, ni a defensores de derechos humanos solo a los poderosos y a sus aduladores vestidos de ministros, de periodistas, de congresistas y cuanto lagarto hay en este circo de la democracia.
Un Cauca sin dolientes con congresistas sin ética ni amor a sus votantes que defendieron al mindefensa a pesar de que ha sido un personaje inepto frente a nuestra realidad, frente al sistemático proceso de muertes, de asesinatos indiscriminados de líderes, campesinos y demás. Pero no les duela a estos vividores burócratas. Qué decir de los diputados y concejales, totalmente inútiles, mudos, ciegos, paralíticos física y mentalmente ante nuestra realidad. Nada los conmueve, nada les duele, quietos como idiotas espectadores sin ideas de conformar un bloque para pedir lo que se necesita, lo mínimo: que no maten más y que los consejos de seguridad, las brigadas militares instaladas en el Cauca sirvan de algo, porque hasta ahora no reflejan su eficacia, de ahí que en todas partes las bandas criminales entran como quieren, matan, producen terror y el gobierno mudo, alejado de ese pueblo que clama por sus vidas y pensar que un presidente tiene una responsabilidad enorme frente a sus conciudadanos, pero aquí toca vivir, sin Estado, sin Dios y sin ley.
Este es nuestro hermoso Cauca, sin dolientes, a nadie parece importarle y lo peor ya viene el 2022 en donde se elegirán a los mismos inútiles, a quienes vienen defendiendo el sistema a costa de las vidas humildes e indefensas. Triste realidad, nuestro Cauca sin dolientes.
Se oye 01: Sería bueno que los secretarios de despacho o gabinetes tanto del Cauca como del municipio de Popayán siguieran las directrices del gobernador y del alcalde y no de sus jefes políticos.
Se oye 02: ¿Hay algún organismo de control que esté pendiente de las obras en general y de los proyectos de reconstrucción de colegios en particular?. Parece que no.
Se oye 03: Son muchas las voces que claman porque el llevar tapabocas sea obligatorio. Ahí se deja la inquietud a las autoridades correspondientes. Pobre nuestra cultura: Todo a la fuerza.