CARLOS E. CAÑAR SARRIA
Una verdadera democracia- más aún si es participativa-debe ir más allá de un proceso electoral, que, si bien en últimas define tanto vencedores como perdedores, finalmente es la población la que recibe los efectos del poder.
Por eso, es imprescindible que los pueblos- llámense ciudadanos y habitantes- se mantengan con los ojos abiertos ante las acciones u omisiones de quienes dicen representarlos. Sobre todo, en el orden del Ejecutivo y del Legislativo cuyos poderes son posibles gracias al apoyo popular.
Es conveniente aclarar que, para gobernantes y legisladores, debe ser imperativo conocer de antemano las necesidades de los pueblos, llevadas al contexto de programas de desarrollo socioeconómico y ser traducidos en políticas públicas sobre la base de prioridades.
Jerarquizar necesidades es una de las alternativas claves que debe acompañar a quienes desempeñan cargos de representación popular, éstos deben canalizar las esperanzas y las expectativas de todas las personas que en el plano de lo político aspiran estar incluidas en los beneficios del poder.
Es común observar gobernantes y legisladores enfrascados en discusiones bizantinas mientras los problemas esenciales de la población se acrecientan cada vez más. Cuando no hacen esto, se mantienen prestos a elaborar, respaldar y / o aprobar leyes y reformas ajenas a los intereses populares.
El Departamento del Cauca no escapa a esta situación. Esto explica las razones mediante las cuales, consuetudinariamente y de manera frecuente, encontramos en la región una serie de problemáticas, que, al entrar en crisis, al son de la expresión de los movimientos sociales, despiertan el interés de la opinión pública nacional e internacional, ante cuyos eventos, la región se siente sola.
En periodos electorales como el actual, existen expectativas por las ejecutorias y realizaciones de políticos y de los congresistas caucanos, pues ya es tiempo de que el Cauca deje de ser catalogado como uno de los departamentos más rezagados del país, en los últimos escaños en desarrollo humano y en convivencia civilizada. Nos gustaría conocer cómo va ese ‘trabajo organizado, cohesionado y mancomunado’ en beneficio de la región que teóricamente dicen representar. Cada vez que se les hace la crítica, en el sentido de que el tal trabajo unido y mancomunado no existe, como respuesta, por un tiempo, a nuestros congresistas, les da por reunirse por un tiempo en restaurantes elegantes de la capital del país, se toman la fotografía, la publicitan y de ahí no pasan. Piensan que somos imbéciles y les vamos a creer.
Que en las diferentes campañas que ya asoman, sean argumentos y hechos concretos, evidencias de gestiones y realizaciones en pro de las comunidades, las cartas de recomendación ante los potenciales electores.
Coletillas:
- Son comunes las expresiones de inconformidad por la ola de inseguridad en Popayán desdibujada, refleja una ciudad al garete. Sin seguridad, gobernantes y demás autoridades se deslegitiman. Llueven críticas también, por el lamentable estado de las vías, no obstante adelantar obras que demoran demasiado; más cámaras para foto multas y menos atención a los huecos y cráteres que ponen en riesgos a las personas y deterioran los vehículos. El aseo es otro factor de crítica, quejas por el sector de la galería de La Esmeralda, cuyos recipientes recogedores, resultan insuficientes, lo cual se agrava con la falta de cultura ciudadana.
- Preocupa la reseña periodística sobre posibles candidatos a la rectoría de la Universidad del Cauca. Que casi todos tienen padrinos políticos. La despolitización de la universidad pública-algo difícil-debe ser uno de los indicativos de autonomía universitaria.