Carnavalescos, apáticos y violentos

ELKIN QUINTERO

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Algunos eventos nos hacen majaderos, otros nos alcanzan en un estado de embriaguez, y hay eventos donde la conformidad nos la adhieren. En un carnaval, la mayoría de ellos son amigos de la euforia colectiva pero no por influencia del pasado o del presente. No, todo es el resultado de un duro esfuerzo de la manipulación y del engaño de los MISMOS que agrandan su panza con los dividendos de tan arcaica forma de diversión.

En el Cauca, estos eventos están delegando el papel del tonto al pueblo, naturalmente siempre es el último en saberlo; pero, si alguien se resiste a ponerlos sobre aviso, equivale a la desgracia, a la burla pública.

Pues no seguir el juego del carnaval para las grandes corporaciones reviste incumplir y rebasar formas tan variadas como el orgullo, la vanidad, la credulidad, el temor y el prejuicio, y se convierten en blanco fundamental del evento cultural y satírico creado por los municipios y por las organizaciones ancestrales sopena de recuperar la identidad y mantener viva la tradición.

Pero, una pregunta me asalta luego del fin de los carnavales, ¿estos si recuperan la identidad cultural y mantienen viva la tradición de un pueblo? o solo los están arrojando al servilismo creado por unos pocos y al envilecimiento de las más puras acciones humanas.

Un ejemplo son los 20 años de Carnaval en El Pedregal, Inzá, Cauca, los cuales han pasado como un relámpago en la noche oscura de enero, dejando tras su paso una estela de vacío, muerte, odios, dolor, rencor y una que otra decepción.

No lo recordamos, pero en esas mañanas y noches cuando el imponente monopolio de la farsa se viste de fiesta, vemos que solo fue un carnaval para los mismos, luego se puede ver el efecto de empobrecimiento en veredas y caminos y manipulación en las iglesias y alcaldías. Sin embargo, algunos se preguntan por la supervisión del Ministerio de Cultura, que acompañamiento hacen, para que no se desvirtúe lo hermoso del escrito que fue aprobado, no, ellos no solo ignoran el verdadero impacto económico al ver que el dinero es para unos pocos, sino que ignora que cultura y tradición no es el licor excesivo que ingieren niños, niñas y adolescentes, ni el sexo desenfrenado en calles y montes, ni los pagos excesivos a muchos artista que incitan a la perdida de la moral y las costumbres que tanto defienden.

Sino no cambia el concepto de Carnaval, mil piedras brotaran de las raíces del subsuelo y romperán el equilibrio; y ni los cristotraficantes del viejo dios permitirá a las laderas perder su elegancia y correr tras los dueños de la nada para que rindan las cuentas necesarias.

Una pregunta quizás roza mi ignorancia, ¿será que, para los promotores de estas arcanas costumbres, ese mundo perfecto que dicen construir solo se logra con el licor, el sexo y el escándalo?

Nada es más ridículo que engañar un pueblo sopena de carnaval. Pero, ¿podría calificarse de perfecto a un pueblo del que la risa y la conformidad estén ausentes?

Quizás la estupidez es necesaria para dar no sólo empleo al autor satírico del carnaval sino también para los que crean entretenimiento a los núcleos minoritarios, pero los que de veras son discretos y los que poseen inteligencia suficiente para comprender que el carnaval en el Cauca se convirtió en una excusa para que unos pocos se enriquezcan.

De nuevo se acercan carnavales, fiestas y ferias, y ¿será que la dinámica es la misma? Solo espero que haya más control, verdadera fiesta y carnaval.

 Aunque creo que es ilógico empezar a creer que una ligera dosis de estupidez no es cosa tan temible, las cuevas y las piedras nos cuentan que, en el trascurso de la historia humana, la estupidez ha aparecido siempre en dosis abundantes y mortales. En nuestro departamento ya hace gala de ella nuestra Senadora y otra cohorte de señores y señoras, aunque ellos aún creen que una ligera proporción de ella es tan improbable como un ligero embarazo o como un 20 % de menos.

 El mismo factor que antaño determino persecuciones y guerras, podría ser la causa de la catástrofe definitiva de los valores y las costumbres en nuestro bello departamento, Ya los Nasa y los Misak lo demuestran por un trozo de territorio.

Pero qué más da, encaremos el problema con optimismo, el Cauca, seguirá siendo cuna de eventos a nombre del pueblo, pero con beneficios para los mismos.

Pan y circo como en antaño.

El problema es que solo es circo, pues ya ni pan. Por eso, siempre habrá carnaval.