Carlos Daza Velasco, un ‘Bolsiverde’ autodidacta y polifacético

Un creativo artesano que le ha brindado alegría y mucho colorido a su pueblo, Bolívar, en el sur del Cauca.

POR EFRAÍN PIAMBA GÓMEZ

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Los Alegres del Sur en carnavales 2018; el de la guitarra es Carlos Daza Velasco. / Fotos suministradas.

Chirimía los alegres del sur en los años 70.

Con su carisma y talento, Carlos Daza Velasco sigue alegrando las festividades en Bolívar.

Su historia de vida se enmarca en una serie de experiencias, técnicas y conocimientos que durante más de medio siglo los ha puesto al servicio de su tierra natal, Bolívar, Cauca. Cursó estudios de básica primaria en la Escuela Urbana de Varones y se especializó en la “Universidad de la Vida”. Sus vivencias se pueden identificar en las siguientes facetas:

Músico de guitarra

Carlos Eudoro, pertenece a una familia inmersa en el arte musical; su tío, el docente Daniel Daza, sus hijos y, su allegado Fray Teófilo Daza, han sobresalido en el mágico mundo de la melodía. Crece en el Barrio Sur de Bolívar, desde niño admiró a sus vecinos: Víctor Enríquez y a los hermanos Gerardo y Miguel Imbachí; estos fueron sus maestros en la ejecución del instrumento de cuerdas.

El año de 1963, cuando tenía 17 años, lo considera como punto de partida de su carrera musical, con sus instructores y otros músicos del sector conforman la chirimía del sector. A mediados de los sesenta llegan otros músicos, se adecua la logística y nace la agrupación ‘Los Alegres del Sur’. Se convierte en su director, cargo en el cual sigue vigente. En las fiestas de navidad y año nuevo, este conjunto ha puesto la nota de alegría.

Para recordar, el acompañamiento al año viejo o taitapuro, a las comparsas informales llamadas mojigangas, a la familia Castañeda de hace varios años. En la Actualidad animan los eventos de la feria artesanal o carnaval de negros y blancos. Los Alegres del Sur, participan en eventos sociales, culturales y religiosos del municipio. Este legado musical lo perpetúan sus hijos, Carlos Alberto, primera guitarra del Trío Manantial de Popayán y Hugo Andrés trombonista de la orquesta internacional Delirio de la ciudad de Cali.

 De portero de oficina a Juez de la República

En la década de los 60, en Bolívar, el abogado titulado Próspero Calvache Ruiz, instala una oficina para atender asuntos judiciales -Litigio-. Carlos ingresó a ésta como empleado de oficios varios y cuando se presentó la oportunidad, manipuló una de las máquinas de escribir; en esta tarea, dice Carlos, la secretaria Elisa Hidalgo Guzmán, fue la persona que lo orientó en la mecanografía. Esta escritura mecánica la perfecciona y, años más tarde, en su casa dictó clases de dactilografía.

Como si esto fuera poco, accede a la biblioteca y conoce los códigos de procedimiento penal y civil, de igual manera, los manuales de redacción y ortografía. Con estos conocimientos, llega en 1967 al Juzgado Penal Municipal con el cargo de citador, posteriormente con grado octavo asume el cargo de escribiente en el Juzgado Superior de Bolívar, años más tarde, en su vertiginoso ascenso ocupa la Secretaría del Juzgado de Menores, luego Secretario del Juzgado Décimo de Instrucción Criminal y culmina como Secretario del Juzgado Primero Penal del Circuito. En estos dos últimos fue Juez por encargo y profirió fallos condenatorios que fueron ratificados por el Tribunal Superior de Popayán. En la administración municipal de Bolívar trabajó en la Jefatura de Inspección de Policía y Tránsito. Fueron 18 años en los cuales se desempeñó como empleado oficial.

Aprendió mecánica automotriz

A comienzos de los años sesenta, época de oro del señor Daza, llega a su núcleo familiar el motorista Luis Alirio Benites, conocido cariñosamente como ‘Merecumbé’, quien era un experto en la aplicación de conocimientos físicos y mecánicos para la generación y transmisión del movimiento de los vehículos. Benites asume la tarea de instructor en la conducción y mantenimiento automotor; Carlos Daza y otros, serían sus alumnos. La residencia de Carlos Daza y la calle contigua a la de Benites, se convierten en un pequeño SEMA (Servicio Municipal de Aprendizaje), pues varios Bolivarenses salieron expertos en música, mecanografía y mecánica automotriz.

Síndico del paso El Amo Ecce Homo

Carlos Daza Velasco y un grupo de voluntarios del Barrio Sur de Bolívar, aúnan esfuerzos y con el propósito de participar en los desfiles sacros de la Semana Mayor, deciden contar con un paso, entonces, para cumplir el objetivo, adquieren la imagen de Jesús maltratado por el ejército de Poncio Pilato.

La imagen se compra en Bogotá y llega a Bolívar en el mes de julio de 1994. Al año siguiente esta imagen hace parte de la veintena de pasos que recuerdan la pasión, muerte y resurrección de Jesús. Daza Velasco será el síndico permanente a partir de 1995 y para tal efecto, cuenta con el apoyo de un grupo de personas residentes en la cabecera urbana del municipio.

El Amo Ecce Homo permanece en un templete contiguo a la Cárcel Simón Bolívar.

Reconocimientos

Hace un año, la Emisora Comunitaria Bolívar Stereo, realizó un programa radial donde se reconoció los 50 años de vida artística del músico aludido en la presente nota. El Pbro. Jaime Muñoz Cantillo, oficiando como párroco de la Santísima Trinidad, le entregó una Mención de Honor por cumplir 20 años ininterrumpidos como administrador del paso Amo Ecce Homo.