DIEGO FERNANDO SÁNCHEZ VIVAS
El triunfo del demócrata Joe Biden como presidente de los Estados Unidos en una de las elecciones más emotivas y disputadas de los últimos años, marca el inicio de una nueva era en la que todos los desaciertos del anterior mandatario Donald Trump, deberán ser corregidos para bien de ese país y de la humanidad.
La defensa del ambiente y los recursos naturales por encima de intereses económicos y explotación de minerales, el reconocimiento de los derechos de las minorías, la prevalencia de la salud por encima de la economía, la utilización del diálogo y el entendimiento por encima del uso de la fuerza y la represión, la reducción del expansionismo, el acatamiento de normas universales, el respeto por el derecho internacional y los tratados entre países, la reducción de la carrera armamentista, la restricción al uso de armas de fuego, la defensa del empleo y privilegiar los derechos de los trabajadores por encima de las ganancias de las multinacionales, una política internacional basada más en la diplomacia y en el convencimiento y menos en la imposición y la coerción, la prevalencia de la decencia, la sencillez y la honradez por encima de la mentira, la prepotencia y el envanecimiento del poder para someter. La lista es larga.
El solo hecho de no haber aceptado la derrota y de recurrir a mecanismos tan discutibles como alegar fraude sin exponer las pruebas para generar una deslegitimación del ganador, el empecinamiento invencible de permanecer en el poder a toda costa y de aferrarse a él, en una actitud poco gallarda y vergonzosa, dan cuenta de la fragilidad de su carácter veleidoso e inmaduro, y la ausencia de los más elementales patrones de rectitud y sentido común.
En varias ocasiones, el mundo estuvo en vilo frente a las provocaciones que hizo en su periodo presidencial el mandatario saliente de los Estados Unidos frente a otros mandatarios, su política de clara intromisión en los asuntos de otros países, la mezquina medida de tratar de tener un control sobre las vacunas del Covid 19 para su uso, la impiedad de someter a niños, hijos de inmigrantes a tratos humillantes e inhumanos, el desprecio por las minorías y sus derechos, su deseo inveterado de complacer a las grandes multinacionales, muchas de ellas aportantes de su campaña, con medidas económicas discutibles, la salida de los mecanismos multilaterales para proteger el ambiente y los recursos naturales, como los protocolos y acuerdos de naciones, y esa actitud siempre arrogante de ser el vocero de quienes se creen los dueños del mundo, hacen que la humanidad haya respirado con tranquilidad cuando se conocieron los resultados que le dieron el triunfo a Biden.
Como su acompañante Kamala Harris en la vicepresidencia de los Estados Unidos, refleja un mensaje importante para esa nación, las mujeres, inmigrantes, afrodescendientes tienen todas las oportunidades de sobresalir en ese país, y el inicio de su emotivo discurso que estuvo matizado por recuerdos de su infancia difícil, dijo que fue la primera mujer en ocupar dicho cargo pero que no sería la última, y que su mensaje lo estaban recibiendo niñas que con su ejemplo saben que en ese país de posibilidades pueden lograr sus más grandes sueños. Esperemos entonces que este cambio de rumbo al frente de la Casa Blanca, signifique para Colombia también un alinderamiento positivo en temas tan importantes como la implementación de los acuerdos de paz, la defensa de la justicia frente a los embates de quienes pretenden reformar o suprimir instituciones judiciales, la defensa de la vida y la integridad de los líderes sociales y de quienes optaron por la civilidad al dejar la guerra, y el apoyo de importantes programas para beneficio de los menos favorecidos, eso esperamos.