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    Bromas y plátanos (Microcuentos)

    MARCO ANTONIO VALENCIA CALLE 

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    * Era un plátano mayor, grande en años, o de la tercera edad como dicen. Un plátano vigoroso en experiencias, uno de esos que habían visto nacer el siglo, incluso se lo había galopado y domado a voluntad. Era como se dice un plátano de mil batallas y todas las bromas lo visitaban para escucharlo o consultarle sobre el destino de acuerdo al pasado. Un día, ya nadie volvió a su casa. Un decreto del gobierno pedía a todos quedarse en casa y las bromas lo olvidaron del todo. Cuando las bromas volvieron donde el plátano mayor, ya no estaba. Alguien dijo que su nueva residencia quedaba en el infinito.

    * La broma le dijo a todo el mundo que todo el mundo estaba en peligro de viajar al infinito. El plátano escuchó la noticia, pero no hizo caso a lo que decía la noticia. El plátano pensaba que todo el mundo se iba al infinito menos él porque él no era todo el mundo. La broma decía y decía una cantilena sencilla sobre cuidarse y todo eso, pero al plátano todo eso le parecía que el tema no era con él, entonces un día el plátano se enfermó y a la broma no le quedó más remedio que comprarle flores para visitarlo en los jardines de la paz.

    * El plátano no quiso vivir con nadie, nunca dejó entrar a su corazón ni a su casa a nadie que no fuera la sombra de su ego. Incluso ni la tristeza ni la soledad ingresaron nunca. Estamos hablando de un solterón que renunció a todo por vivir para cuidarse a sí mismo. Un día el plátano se fue de copas y ya muy ebrio se comió a una broma que también muy ebria lo beso en la boca, a descuido. Días después el plátano murió solo, infectado de algo raro, sin aire, sin amor, sin una mano amiga que le dijera que todo estaría bien, que su ego estaba bien.

    * Dos bromas se comenzaron a chatear, se citaron en un café, se conocieron y enamoraron. Una broma le dijo a la otra que comenzaran de cero, que dejaran atrás su pasado, que no hablaran ni de sus recuerdos ni de sus historias. La otra le dijo a la una que no estaba de acuerdo, que siempre era importante saber del pasado del otro, pero que bien, que bueno, y se besaron. Cuando los encontraron muertos, ahogados en sus miedos, nadie los lloró. Un plátano periodista reseñó ese encuentro como el beso de las pasiones infinitas.

    * Desde pequeño el plátano quiso ser un artista. Probó de todo, finalmente decantó en la poesía, pero la suerte… ni las bromas con suerte lo dejaron entrar a su círculo de poetas laureados. El plátano escribió, declamó, cantó, exhibió e hizo de todo para ser un poeta inmortal, pero nada. Sus laureles llegaron cuando murió… y una broma destacó su muerte entre todas las muertes por causa de una peste que coronó al mundo de una poesía sin poetas.