Bosques destructores

Por: ÁLVARO JESÚS URBANO ROJAS

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Escalando las agrestes trochas del altiplano de Popayán se disfruta del ciclomontañista en travesías grupales entre amenas praderas y cascadas exuberantes, encajonadas en el pie de monte de las cordilleras Occidental y Central, respirando la fragancia de la flora silvestre, el aroma de las profusas resinas coníferas de pinos y del aroma expectorante de eucaliptos, irrigados por aluviones de fuente tropical andina, ríos y riachuelos límpidos que fertilizan y nutren del preciado líquido al valle de Pubén.

Al recorrer los parajes, preocupa que los bosques  nativos estén desapareciendo y la actividad agropecuaria disminuya. Ya no proliferan los cultivos limpios de café, ni los labrantíos de maíz, fríjol y yuca, escasean los cultivos de piña, caña panelera, los semi-bosque de nogales, robles y nísperos, los cafetales con sombrío de plátano y guamo. Por falta de apoyo al sector pecuario, la ganadería extensiva es precaria.

La empresa irlandés Smurfit Cartón Colombia ha cercado la altiplanicie de Popayán con su actividad agro-industrial en terrenos de aptitud forestal propios y de asociados, con especies foráneas que le aseguren una fuente sostenible de madera para producir competitivamente pulpa, papeles y cartones.

En desarrollo de su actividad construyó muchos caminos veredales para la extracción de madera en la zona rural de San Bernardino, La Rejoya, Calibío, Santa Rosa, Julumito, Cajete, Figueroa, Vereda de Torres, Puelenje, La Yunga, El Tablón, El Charco, Las Piedras, La Torre, Vereda Claridad, Pisojé, El Hogar y en menor proporción en Samanga y Santa Bárbara. 

El cultivo intensivo de estas especies causa más daño que bien. En los parajes ya no se escucha el trinar de los pájaros autóctonos ni se aprecia la fauna tropical andina. Según los reportes de la CRC, de 338 especies de aves propias de Popayán, dos se encuentran totalmente extinguidas, cuatro están en amenaza de extinción, tres en Vulnerable y dos en alta vulnerabilidad.

Al recorrer  los cultivos de pino y eucalipto, se nota que debajo de esos bosques no crece ninguna otra especie, ni siquiera maleza. En tiempo de verano compromete las fuentes hídricas de la zona rural del municipio de Popayán. Un fallo del Consejo de Estado por una acción popular en el 2009, ordenó a la multinacional respetar las “rondas hídricas”, en un perímetro de bosque natural que según la ley debe permanecer al borde de quebradas, ríos y humedales para la protección del agua.

La Corporación Autónoma Regional del Cauca en el Plan de Acción 2016-2019 definió los márgenes de protección que la compañía Smurfit Cartón Colombia no respetó, la norma establece que los cultivadores de árboles foráneos están obligados a dejar márgenes de vegetación nativa protectora de 102 metros alrededor de los nacimientos, de 25 metros alrededor del cauce principal y de 20 y 12,75 metros en los cauces tributarios.

Estas especies por tener hojas más pequeñas que las nativas, ocupan una mayor superficie, tanto para la evapotranspiración como para la fotosíntesis. Es decir, al tiempo que pierden más cantidad de agua que las nativas, requieren más agua para sus procesos de fotosíntesis.

Según la Sociedad Colombiana de Ecología, estos bosques  extraen aluminio y hierro del suelo y subsuelo, intoxicándolo y acidificándolo, generando daños ambientales graves, que van desde la esterilización de los suelos hasta la disminución de las reservas subterráneas de agua y la desecación de los ríos.  Los eucaliptos, por ejemplo, al no tener frondosas copas, hacen que las lluvias se precipiten en raudales causando erosión a los suelos orgánicos fértiles. Cada bosque produce más de 34 toneladas de madera al año y consume dos mil toneladas de agua por tonelada de madera cortada, ya que la evapotranspiración hace descender las aguas subterráneas y succiona el agua de las cabeceras de los ríos, desecándolos.

Smurfit Cartón Colombia tiene la responsabilidad social de adelantar acciones efectivas en lo económico y ambiental para preservar la flora, avifauna, mastofauna y los bosques naturales existentes de forma que asegure su conservación y uso sostenible de su biodiversidad, contribuyendo a la protección de las corrientes de agua y del hábitat en favor de la comunidad, sin agredir el paisaje y el entorno, aportando recursos y tecnología para el desarrollo sustentable y sostenible de la economía local.