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MARITZA ZABALA RODRIGUEZ
Cuando Martin Luther King libró su batalla y actuó como activista de derechos, el tema de moda, era el racismo. Esta semana, estudiantes de la Universidad de Georgetown cuestionaron la falta de responsabilidad histórica de su claustro, de tal forma, que votaron por la creación de un fondo, al que ellos mismos aportarán recursos con los que esperan reparar a los descendientes de esclavos.
Los tiempos cambian y llegará el momento en que tal como ocurre ahora, con la segregación racial, opinemos cuan retrógrados eran en esos tiempos en los que la homofobia era vista con rabia y rechazo.
De ahí que las recientes pugnas de quienes no aceptan la diversidad sexual y reprueban manifestaciones de afecto, entre personas del mismo sexo, ratifican que nos falta mucho en el camino del respeto de la pluralidad, la diversidad, orientaciones sexuales y derechos del otro.
Por consiguiente, la pregunta que surge es ¿cómo diantres lograremos la igualdad y la inclusión en el país pluriétnico y multicultural que somos?
Es difícil lograrlo si seguimos viendo casos de homofobia, como el que detonó el suicidio de Sergio Urrego, o agresiones a parejas homosexuales que manifiestan su afecto, como la ocurrida recientemente en un centro comercial. Desconocer la ley es grave y actos de este tipo pasan por alto lo consagrado en el Código Penal, que rechaza hechos de discriminación por orientación sexual y otras variables.
De nada sirve que la Corte Constitucional haya reconocido que el matrimonio igualitario es constitucional; o que los acuerdos de paz tengan un enfoque de género, si seguimos con los relatos de prejuicio y rechazo contra la comunidad LGTBI. Eso aumenta la violencia hacia esta población, y hace que esta tendencia se mantenga o se agrave.
Con todo lo anterior, y de cara a la celebración el 17 de mayo del Día Internacional contra la Homofobia, la Transfobia y la Bifobia, es oportuno tener en cuenta que las desigualdades y la exclusión limitan el desarrollo humano sostenible. Sumemos y restemos: excluir socialmente a las personas LGBTI, incide negativamente en el producto interno bruto. Si queremos salir de la pobreza, léase también mental, es necesario tener, conocer y movernos en marcos jurídicos, culturales y sociales que no estigmaticen, discriminen y limiten los derechos del otro.
No quiero decir que me siento a gusto y brinco de la dicha, con todas las manifestaciones de afecto que florecen a diario. A veces me incomodan, pero respeto la bendita diversidad y tengo claro que los derechos de todos valen por igual. Ese es el mensaje debemos focalizar.
En concreto, es oportuno reflexionar, además, en la gran tarea que tenemos y al pensar en los que vienen tras nosotros, cuestionarnos sobre los miedos, libertades, prejuicios y gafas con las que les mostramos el mundo. Esa es nuestra responsabilidad si queremos algún día construir la paz. Cabe resaltar que debemos hacerlo entre todos y así algunos no lo crean, lesbianas, gays, bisexuales, transgénero e intersexuales, son necesarios para este reto de construir la paz. Antes nos mataban las cifras de los crímenes de los alzados en armas, ahora las de intolerancia y falta de respeto a la diversidad, acaparan los titulares.
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