FRANCISCO VARONA MUÑOZ
Nota del editor: Este artículo fue publicado inicialmente a mediados de enero del presente año. Lo volvemos a publicar por la coyuntura presentada con el derribamiento de la estatua de Sebastián de Belalcázar en el Morro de Tulcán.
Se sigue insistiendo que el 13 de enero de 1537 el conquistador español Sebastián de Belalcázar declaró fundada la ciudad de Pubens o Popayán, lo cual no es cierto, es falso.
Hay en las bibliotecas de Popayán, Quito, pasto y Cali, el pequeño libro titulado ‘Los Pubenses’ del conocido periodista y escritor payanés Carlos Vergara Cerón, el cual fue prologado por escritores e historiadores payaneses: Rafael Maya, Arcesio Aragón, Enrique Arroyo Arboleda, Gerardo Paz Otero, Antonio M. Tafur y Diego Castrillón Arboleda, todos alabando su grandioso libro ‘Los Pubenses’ en donde se describe como Belalcázar destruyó el asentamiento indígena, asesinó a los caciques y a sus habitantes.
Vergara Cerón narra el gran encuentro con los patías y bojoleos, estos últimos cuando fueron derrotados por los españoles huyeron con sus hijos y sus mujeres, destruyeron antes sus casas y haberes, familias y se suicidaron, pero no se entregaron.
Belalcázar felicitó a sus enemigos Jorge Robledo y Martín de Amororo por la muerte del gran cacique pubenense en la batalla de Guázabara. Aquí fue herido gravemente Belalcázar por el cacique Kaldera de los paeces. Los españoles aprovecharon la ventaja de sus caballos y de sus feroces perros que comían los cadáveres de los indígenas. Muchos fueron caciques asesinados como Piendamú de los Guambías y Zénzela de los Toribíos.
La razón para que Belalcázar viajara a lo que hoy es el norte de Quito, fue por el miembro de la tribu Julumito de Púbens quien le informó del oro que había en esa región, en polvo y en barras muy pesadas.
Esta información despertó la ambición de los soldados de Belalcázar e impuso su autoridad y comisionó al capitán pedro de Añasco y al capitán Juan de Ampudia, con 160 soldados, 50 caballos y los famosos perros asesinos. Luego de muchas batallas llegaron a Púbens, asesinaron a muchos indígenas, y picados por pulgas y piojos salieron al punto de Campamento, al lado del río Cauca, subieron a lo que hoy es Cali y bajaron a esperar a Belalcázar, quien ordenó quemar la casa imperial y la casa de gobierno y quemar todas las casas de los indígenas, sus sembrados y robar sus mujeres e hijas para usarlas sexualmente. Os pocos indígenas que quedaron se fueron a las partes más altas de las montañas. A la destrucción de Popayán por parte de Belalcázar la llaman fundación y no destrucción.