DONALDO MENDOZA
Hace unos años, envié un mensaje de correo a una inmobiliaria que se acababa de fundar y distribuyó sus primeros avisos: SE ARRENDA. Les decía que eso era un mal comienzo, y con humildad corrigieron el error; pero si el aviso lo hace el dueño del inmueble, el bendito error sigue su curso, y no escapan ni los barrios de estrato alto. Este inveterado yerro inmobiliario ha llamado siempre mi atención, en razón de mi procedencia: la costa atlántica; en esa región, hasta en barrios de estrato bajo se lee en los avisos: SE ARRIENDA.
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Cuando cursaba el primer semestre de Literatura en la U. del Cauca, un día solté la expresión: “ANDARON, hasta que se cansaron”. Al unísono, los compañeros me corrigieron: “¡ANDUVIERON!” El primero (arrenda) y el segundo (andaron) son errores que el uso y la costumbre convierten en expresión de una cultura, y se difunden como aquella hierba en la playa. Es tan fuerte la apropiación colectiva del error, que ni el profesor en el espacio escolar se da por enterado, y el dislate sigue incólume por su senda cultural.
Los dos casos han sido esta vez la ocasión para referirme a otros desatinos en el uso del idioma. Los futbolistas incurren, por ejemplo, en dequeísmos cuando los entrevistan, casi siempre con el mismo comodín: “Pienso de que…” El dequeísmo es la utilización indebida de la preposición de antes de la conjunción “que”. En este caso, de nuevo insisto: el sentido común advierte que en el citado enunciado la preposición (de) no hace falta. Observemos otros ejemplos: Me prometió de que vendría. / Estimo de que no es así. / Avisé de que vendría. El buen sentido avisa que después del verbo conjugado (subrayado) no se usa la preposición de. –¿Y cuándo se debe usar “de que”? –En estos casos y otros semejantes: Estoy seguro de que es así. / Me di cuenta de que así no era. Dos pistas: 1) “seguro” y “cuenta” no son verbos; y 2) pregúntese: ¿de qué estoy seguro?, ¿de qué me di cuenta? Es fácil inferir.
Amigo lector, ¿se acuerda de la famosa formulita que da comienzo a las actas? “Siendo las dos en punto se dio comienzo a la reunión…” Error. Empiece con estilo directo y el verbo (dio) que “indica” el comienzo: “A las dos en punto se dio comienzo…” Porque “siendo” es un gerundio verbal que expresa un presente continuo, es decir, una acción que no termina. Haga cuenta que usted va por la calle tirando billetes, o, sale y deja barriendo la casa (la pobre escoba haciendo solita la tarea). Otro ejemplo: “El ladrón se escapó, siendo detenido más tarde”. La conclusión del operativo debe ser rotunda: … se escapó, pero “fue detenido”. Y dentro de la pedagogía que hoy se hace para detener el avance de la pandemia, termino el artículo con el verbo “conllevar”, objeto de frecuentes yerros. Se escucha, por ejemplo, a Mengano decir: “La aglomeración de personas en espacios cerrados conlleva a que se expanda el virus”. Error. El efecto de la aglomeración no debe denotar un vago futuro. Lo cierto es que, esa aglomeración de personas “lleva consigo” el virus. Como, no usar el tapaboca, “lleva” más fácil al contagio. Un huracán conlleva toda suerte de calamidades.