SIGIFREDO TURGA ÁVILA
Porqué se presentó la Revolución de Los Comuneros en el siglo 18 en Colombia, incluso años antes que la Revolución Francesa? ¿Porqué la revolución pacífica en la India de Gandhi o en Suráfrica? Y ¿Porqué la revolución pacífica promovida por Martin Luther King en Estados Unidos? Todas fueron por hambre, miseria, violencia o discriminación.
A la de los Comuneros agreguemos la discriminación al indígena, al negro o al pobre y un gobierno monopolizado por cierto grupo de españoles que lo ejercían a su antojo, de tal manera que, si el funcionario era ecuánime y no interesado en apañar todo lo que satisficiera sus apetitos personales, entonces las cosas se alivianaban, eran positivas, como ocurrió en el período de gobierno del Virrey Andrés Díaz Venero de Leyva.
Lo normal era que esos españoles egoístas hasta los tuétanos, entre los distintos métodos de explotación y enriquecimiento usados, estaban los impuestos como fuente de ingresos muy cómoda para dar gusto a sus apetencias. En este caso se desmandaron tanto, que crispó el ánimo de los muy trabajadores habitantes de las provincias de Socorro y San Gil que liderados por doña Manuela Beltrán, indignados se movilizaron masivamente hacia Santa Fé de Bogotá.
Como posteriormente nos ha tocado soportar el engaño, igual ocurrió en aquel momento.
El prestigioso arzobispo, luego también Virrey, Antonio Caballero y Góngora, acompañado de una comisión del gobierno, bajo condiciones de un diálogo de negociación pacifica con quienes clamaban “Viva el Rey y muera el mal gobierno”,firmó compromisos acordados por las partes, incluyendo puntos, nada del otro mundo, como los siguientes, 1. Derogación y diminución de impuestos desconocidos, no consultados con la población, 2 Derogación de los impuestos que debían pagar los negros libertos, 3 Devolución a los indígenas, de algunas tierras (resguardos) y minas de sal, además de la derogación del diezmo por parte de su pueblo. 4 Retorno a los criollos de los cargos públicos que habían sido ocupados por españoles.
Pues eso no trascendió más allá del papel. Habría sido formidable su cumplimiento, puesto que desde aquel tiempo no nos hubiese tocado lo que aún vivimos en Colombia, protestas sin control y revanchismos irresponsables, muchos de carácter terrorista por punta y punta.
La movilización de 6000 habitantes de las provincias de San Gil y el Socorro, que en su recorrido se convirtió en una marcha de 20.000 neogranadinos que llegaron al Puente del Común, hacia Zipaquirá, cuatro días después, ya disuelta la marcha, el gobierno traicionando lo acordado, se dedicó a perseguir a los líderes de dicha marcha, especialmente a José Antonio Galán, a quien masacraron y descuartizaron, distribuyendo, sus partes por distintos lugares, mostrándoselas a la población como advertencia de lo que pudiera pasarle a los que se atreviesen a contradecir el estatu-quo. Triste, verdad?.
Uno de tantos sucesos destacables en aquel momento es la primera aparición histórica del héroe Antonio Nariño, que actuaba en el Puente del Común como un joven teniente de la Corona española, a quien seguramente indignó el engaño a que fueron sometidos los protestantes y a partir de allí se convirtió en el prominente rebelde que lo llevó a convertirse en el Precursor de la Independencia, consolidada bajo la orientación del Libertador Bolivar, a quien el General Nariño le entregó sus banderas.
Algo quedó incompleto en la Independencia, continuó el monopolio en el poder satisfaciendo egoísmos de los poderosos de turno, lástima.
Esto puede corregirse en Colombia borrando egoísmos, como ocurrió en los países nórdicos europeos, que salieron de la peor miseria coadyuvando todos en la construcción de la economía solidaria con la que hoy son luz y esperanza.