La economía capitalista se ha caracterizado por estar al servicio de los privilegios de una minoría de la población, exclusiva y excluyente, que se impuso desde hace siglos mediante la insensata razón de la fuerza, contra la fuerza de la razón. Es una economía vigente en función de unos pocos auto-privilegiados.
Vergonzoso el comportamiento algunos que han gobernado al Cauca y a Popayán. Desde el legislativo o desde el ejecutivo, han puesto su ejercicio de funciones al servicio de una cadena de capitales foráneos o no, que utilizan y aplican los recursos naturales de la región al amaño de sus intereses y monopolizan los servicios públicos, llenando sus arcas contra derechos y necesidades de las comunidades de la región.
Tristemente nuestra empresa de energía eléctrica CEDELCA fue diezmada con medidas lesivas de la Superintendencia de Servicios públicos, apoyadas por funcionarios locales y puestas en manos de la rapiña de los tan promovidos “inversionistas”, a quienes en el discurso oficial y cotidiano se los presenta como necesarios redentores. Aquí no vale lo propio, lo regional, nuestras propias capacidades. A algunos funcionarios públicos locales solo les ha importado cuidar su “chanfaina” y el “ahí como quedo”. Poco les importa su patria chica o grande. Poco les vale el amor propio.
Ciudadanos de Popayán vienen manifestándose sobre los muchos indicios de error y omisión que se pudieron haber presentado en el momento de ejecutarse la adjudicación del servicio del aseo de Popayán a la no grata empresa SERVIASEO, omisiones evidenciadas en el creciente malestar social existente y en la manera como viene operando el servicio. No hay límite a la variedad de entuertos que, día a día, se van acumulando por parte de tal empresa, que irrespeta derechos de la comunidad de Popayán incumpliendo obligaciones y exigencias de ley que autoridades hacen perentorias.
No es de extrañar, ante tanto despropósito, que existan demandas o reclamaciones ciudadanas y de los organismos de control, para que SERVIASEO aclare cómo fueron los negocios para que ahora esté como operador.
En artículo anterior invitábamos a revisar la cultura de organización social y económica impuesta por la invasión europea iniciada en 1492 y que fue fortaleciéndose y transformándose con los años y generaciones hasta llegar a ser lo que es hoy en Colombia y el Cauca. El sabio Stephen Hawkingha manifestado su inconformidad con esta cultura, por encontrar que destruyó alevosamente recursos naturales e inmensa sabiduría de los nativos, que hoy podrían haber sido supremamente útiles para despejar el camino a la supervivencia de la especie humana que está en grave riesgo de desaparecer.
Hoy se sigue destruyendo naturaleza y lesionando o destruyendo comunidades de la manera más dolorosa y, lo más triste, con la anuencia de funcionarios públicos. No mentimos. Queda confirmado con las tragedias causadas por la minería en todas sus formas, incluyendo algunas bajo legalidad, como ocurre con El CERREJÓN hacia la costa atlántica, o como pasa en SANTANDER DE QUILICHAO en condiciones de ilegalidad. Ya es hora de que los recursos de nuestras regiones se apliquen y desarrollen de la mano de de nuestras comunidades, atendiendo sus necesidades y cuidando el medio ambiente.
Frecuentemente esto no lo entienden, menos lo atienden, nuestros gobernantes, pero les va a tocar entenderlo. Antes que economía del capital depredador, está la economía en solidaridad comunitaria y ambientalmente responsable. Así las cosas, no es razonable que los servicios de aseo y energía estén en manos del ambicioso capital inversionista externo. Los caucanos debemos tener el suficiente amor propio y revertir ese manejo en manos de los mismos caucanos.
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