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    Amaneció…

    EDUARDO NATES LOPEZ

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    ¡Por fin llegó el día…! Se acabaron los interminables ocho años de gobierno de Juan Manuel Santos, de los cuales una buena porción se fue en la adquisición del premio Nobel, otra dentro del avión presidencial, fuera de los límites patrios y el remanente en tratar de gobernar, con los aciertos y desaciertos que un país como este implican. Se puede manifestar que así haya parecido indigesto el discurso del Presidente del Senado, por la riña entre la obligante elegancia del acto protocolario y las expresiones de su “catilinaria”, el Senador Macías consideró esa su oportunidad y puso en blanco y negro cifras y circunstancias que, por supuesto, a nadie agradan, pero que alguien tenía que decir con crudeza, a manera de corte de cuentas. Al fin y al cabo, esa era una sesión del Senado de la República, solemne por la toma de posesión del Presidente de la República. Pero, para sopesar, solo basta haber visto las noticias del Cauca ese mismo día de la posesión: ¡Cinco atentados con explosivos y heridos en poblaciones norte-caucanas y la carretera panamericana taponada por ocho horas…!

    Más, miremos hacia la esperanza… Asumió el Presidente Iván Duque Márquez. En su discurso conciliador fue consistente con todos los planteamientos que hizo durante su campaña. Entre muchos puntos, comenzó por insistir en la necesidad de superar la división entre izquierda y derecha; Buscar la calidad en la cobertura en salud y educación; Adelantar rápidamente una reforma de la actual estructura tributaria asfixiante hacia una eficiente y que se convierta en promotora de la creación de empresas; Lucha sin cuartel contra la corrupción y los carteles únicos de proponentes; Eliminar prontamente la calificación del narcotráfico y el secuestro como delitos conexos con los delitos políticos; Fomentar la productividad y el emprendimiento; Erradicar de la política tributaria el concepto de que la industria y el empresariado son la vaca lechera que hay que ordeñar para poder incrementar el gasto público; Lograr en el primer año de gobierno un crecimiento económico superior al 4% del PIB; Diversificar exportaciones; Hacer realidad que la equidad comienza por la educación; Creación del Ministerio del Deporte; Revivir la “Comisión de Sabios” que diseñaron unas políticas que propendían por fortalecer la investigación y la tecnología, duplicando su presupuesto con recursos de las regalías; Retornará el diálogo directo con el pueblo, a través de los talleres “Creando país,” que se realizarán semanalmente; etc. En fin, tendremos de nuevo un “Gobierno con principios”, de cara al pueblo que lo eligió masivamente, con mucha fe en que cambiará la forma de hacer política. Terminó diciendo que su discurso, en poco tiempo estará convertido en leyes y medidas gubernamentales funcionando.

    Contrastante también, entonces, para el caso, el reconocido estilo incendiario que usó Petro en su inoportuna convocatoria a manifestaciones contra el gobierno entrante, incitando a quienes aún le asisten a sus concentraciones a oponerse a un presidente que apenas llevaba dos horas de posesionado… Pero parece que ya comienzan a cansársele los “ocho millones de votos” que, cree él, son de su propiedad, sin considerar siquiera que en ese caudal de votantes que acudieron a las urnas y votaron por su nombre, muchos, muchísimos, no necesariamente estaban de cabeza con sus posiciones extremistas y tal vez sí, allí, encontraron una forma de manifestar su disenso con la otra propuesta, situación perfectamente posible en una democracia con mucha gente pensante, pero jamás violenta e insurgente.

    Sin duda, el país requiere con urgencia un tono de reconciliación y acercamiento de todos los bandos que se generaron con la elección presidencial. El Presidente Duque está caminando en esa ruta.