Después de ojo sacado….

ÁLVARO JESÚS URBANO ROJAS

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A Esteban Mosquera su lucha por la universidad pública le costó un ojo de la cara, algo similar ocurrió con Santa Lucía de Siracusa, mártir italiana, patrona de la vista, quien en la iconografía lleva en su mano izquierda el ramo de la victoria, símbolo del martirio, en la derecha los ojos que le fueron arrancados en su lucha contra la inequidad y la injusticia. Mujer de carácter, dechado de pureza, gloria de Sicilia cuyos enemigos le sacaron los ojos al resistirse a los chantajes del tirano. “Lucía”, significa luz para el mundo, por esa razón se le llama patrona de la vista. La educación es la luz de la poterna para la libertad y el desarrollo social.

Parodiando a Santa Lucía, Esteban se convirtió en símbolo de la lucha estudiantil, para que el Gobierno Nacional, el pasado 14 de diciembre, declinara su postura austera frente a la educación universitaria y en acuerdo histórico, aumentará en más de 6 billones de pesos el presupuesto para funcionamiento e infraestructura de la educación Superior. Cifra importante pero a la vez irrisoria, si se compara con los 55 billones de pesos que según la Contraloría General de la República, se pierden por corrupción. Hasta el uribismo, consideró razonables las exigencias del sector educativo, pero no acepta que el gobierno muestre una actitud permisiva frente al vandalismo.

Preocupa la falta de liderazgo del “Presidente” que ante su frustrada aspiración de ser reconocido como artista de farándula, prioriza la reunión con “Maluma” en palacio sobre la solicitud de los estudiantes y prefiere cantar vallenatos con Carlos Vives en Santa Marta, mientras el país se debate en la incertidumbre de descifrar el proceso de transición con un paquete legislativo abandonado a la buena de Dios en el Congreso, con ministros sin experiencia política que denotan actuaciones imprecisas, improvisaciones y desaciertos en temas trascendentales como la reforma política, la lucha contra la corrupción, la Ley de financiamiento.

El país se hubiese evitado la confrontación y el desencanto prematuro con el mandato de Duque, si no hubiera dilapidado su capital político desaprovechado la gobernabilidad y la gobernanza con mayorías en el Congreso, apoyo incondicional de los gremios industriales, comerciales y bancarios; pero para infortunio del país, procederes falaces, desarticulados y vanidosos fueron los factores generadores de equívocos y grandes desaciertos.

Desde el discurso incendiario del Senador Ernesto Macías en el acto de posesión presidencial, las salidas en falso del ministro de Hacienda Alberto Carrasquilla, se nota la ausencia de liderazgo del presidente Duque. Así se evidencia con la arrogante candidez del Ministro Carrasquilla al asumir la vocería del gobierno en la Asamblea de la ANDI, para anunciarle al país una escalada tributaria para malograr la luna de miel del mandatario con su pueblo.

Desilusión motivada también por el repudio generalizado a las imágenes en medios y redes sociales del vandalismo en las marchas estudiantiles, permeadas por anarquistas que propinaban ataques a la fuerza pública, atracos y saqueos.

El propio Carrasquilla sufrió un desgaste político en el debate de Censura en el Congreso Nacional y aportó la cereza para adornar el pastel de la discordia, al intentar aplicar el IVA a todos los productos de la canasta familiar y a las pensiones; proyecto de ley rechazado por la coalición de gobierno y hasta por el Senador Uribe con la bancada del Centro Democrático.

El analista norteamericano Elaine Kamarck, en su libro “Por qué fracasan los Presidentes”, expresa: “el éxito de un buen presidente consiste en la articulación de buenas políticas públicas, en la capacidad de comunicación y una buena ejecución de su agenda. Bajo esos patrones, queda claramente explicado que los gobernantes que se concentran exclusivamente en la comunicación, dedicándose a anuncios faranduleros y eslóganes, olvidándose de la planeación y la ejecución, son propensos a grandes fracasos.

Como lo dijo el Senador Álvaro Uribe, mentor del hasta ahora fallido proyecto político, Necesitamos que Duque enderece, porque si “Duque no endereza nos va muy mal”. “Después de ojo sacado no vale Santa Lucía”.