RICARDO LEÓN URREGO RUIZ
Para hablar de los alcances en los días que corren me parece menester indicar sobre las malas determinaciones gubernamentales en nuestro territorio colombiano y en países vecinos y no vecinos. Lo anterior lo afirmo por el acelerado desmonte de los beneficios sociales que causaron crisis económicas y pobreza extrema a la gran mayoría de la población en países que entraron desde hace más de treinta años en la moda del neoliberalismo. La idea que reinaba era venderlo todo y deshacerse de empresas del estado sin más. En Colombia se feriaron empresas estatales que me reservo por límite de espacio, no enumerar. Así mismo, se golpearon entidades del servicio social, educativo y de salud pública que tuvieron que sobrevivir con presupuestos recortados, al punto de mermar los beneficios y a la vez, trasladar el latigazo a la inmensa mayoría de la población.
Tal vez este despelote de vender hasta la madre y el patrimonio del estado y en nuestro caso, de los colombianos haya levantado conciencias en quienes hoy en día exigen dignidad y le piden a un gobierno que no se esconda y de la cara.
Ese movimiento en este momento se llama LA MINGA que marchó a Bogotá y obtuvo el respaldo de un gran sector popular en la capital del país. A la exigencia se unieron estudiantes, obreros, líderes sociales, amas de casa y hasta la propia alcaldesa mayor, Claudia López.
Por tanto, la golpiza a las empresas del estado y a venderlo todo nos llevó a creer que el modelo chileno mercantil sería el milagro y por ello en Colombia el neoliberalismo entró de frente de la mano del por entonces presidente Cesar Gaviria y de la banda que lo antecedieron. Aunque antes de este señor, los beneficios laborales se venían perdiendo en los trabajos por contratos definidos.
El desmadre ha tocado fondo y los pueblos indígenas del sur de Colombia alzan la voz para decirle al gobierno
¡BASTA YA! Con esta propuesta al rescate de la dignidad LA MINGA nos pone de presente al movimiento indigenista de Bolivia que afortunadamente ha retomado el gobierno para bien de todos los bolivianos. Se vuelve a rescatar la riqueza de un país para todos y no para una élite excluyente como lo es el caso colombiano. Por tanto, la movilización indígena desde el Cauca hasta el centro del poder en Bogotá sin duda, lleva un mensaje claro de la Colombia que se quiere rescatar porque el país no puede seguir siendo el botín de algunas familias oligarcas aliadas con políticos corruptos y empresarios oportunistas.