Afros e indígenas en el olvido

JESÚS HELÍ GIRALDO GIRALDO

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Para nadie es desconocido el estado de miseria en el cual desarrollan su vida las comunidades afro e indígenas de Colombia. Parece que la esclavitud, cruel e inhumana, sufrida por los negros, tratados como cosas en el nefasto comercio de personas en la época colonial, no fuera suficiente para que sus descendientes merecieran el derecho a vivir como seres humanos dignos y libres, sin actitudes excluyentes por parte de quienes habitan el mismo país que ellos ayudaron a construir y a liberar.

Y del trato a los indígenas ni hablar, arrastran su vida, en un mundo desigual en medio del atraso y el subdesarrollo sin que a muchos compatriotas nos conmueva y sin que se vean auténticos programas reivindicativos. No hay razón para desconocer la historia, la dolorosa verdad del abuso, del saqueo y el aniquilamiento a que fueron sometidos los pueblos aborígenes, primeros pobladores y dueños legítimos del territorio colonizado, lo que nunca podrá justificarse y menos olvidarse.

En lugar de reparar y reconocer sus sacrificios, a los negros e indígenas se les continúa considerando como seres de inferior categoría, hoy, después de varios siglos dc la lucha emancipadora que culminó con la expulsión del régimen español. Es tanto el olvido y la ingratitud, que muchas personas aún siguen usando el término “negro” o “indio” como insulto, desprecio y desprestigio. Estereotipos que constituyen un rezago de la época colonial.

Es el momento de la reivindicación y, ésta debe ser el resultado de una minga de todo el colectivo nacional, en la cual todos participemos: blancos, negros e indios. Así, sin eufemismos, sin miedo a mencionar la raza por su nombre, reconocer que somos un país pluriétnico donde los diferentes matices raciales son los colores que determinan la belleza de nuestra nacionalidad.

Para alcanzar esa concepción de país como un todo integral es necesario identificarnos, todos, como humanos con iguales derechos y libertades. No sólo humanos, mejor, hermanos, hijos de un mismo país, con suficientes motivos para decir con orgullo somos colombianos.