VÍCTOR PAZ OTERO
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- No hay olvido que no alimente la memoria.
- El oficio del azar es entorpecer el rigor del destino.
- A quien estudie la historia lo asaltará siempre el deseo de desinfectarla.
- Si el sueño de la razón produce monstruos es legítimo imaginar que el monstruo de la razón destruya sueños.
- Mucha gente se miente a sí misma para poderse soportar.
- Una sensación de amor hace táctil y palpable un infinito concreto.
- El probable privilegio de ser tonto es no tener dudas.
- Hay hechos que se iluminan cuando los oscurece el misterio.
- De alguna manara el silencio de las campanas prefigura el ocaso de las Iglesias.
- El alma es lo que somos y lo que más íntimamente nos pertenecerá después de haber sido.
- Una dispersa y confusa arqueología de signos enclaustrados: la memoria.
- Contemplar la materia con cierta delicadeza espiritual amplifica los significados de su realidad.
- A veces sentirse libre es la mejor manera de sentirse extraviado.
- La ciencia resuelve problemas importantes pero enmudece frente a los esenciales.
- Los mitos son la prosa con la cual los dioses escriben sus memorias.
- Miguel Ángel le sugería a sus asistentes que le ayudasen a encontrar esculturas ocultas dentro del mármol.
- Cuando la inteligencia produce angustia muchos optan por declararla estúpida.
- Comprender con sensibilidad y sentir con inteligencia es recorrer un jardín donde también los senderos se bifurcan.
- En las historia han gobernado reyes tan tarados que más le valiese haber sido elegidos presidentes.
- No se puede confundir la sabiduría con un cierto manejo elegante de la ignorancia.