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FERNANDO SANTACRUZ CAICEDO
Los espectros son seres imaginarios que las personas creen ver. En el Cauca, el 9 de abril de 2019, aniversario 71 del asesinato del dirigente liberal Jorge Eliecer Gaitán, la Minga Indígena reunida en Caldono No esperaba ver su fantasma, sino dialogar con el Presidente Duque, quien mandó su espectro sin mensaje alguno: “EGO VIDI FUGIT – Fui, Vi y Hui”.
Acobardado, hizo mutis por el foro, en helicóptero, aduciendo un “inminente atentado terrorista” contra su vida, con “armas de altísima precisión”, ideado por el embustero Fiscal General, acérrimo enemigo del pueblo, los indígenas, la JEP y el Proceso de Paz. ¡Era ostensible que el encuentro Duque – Minga, fracasaría! Su finalidad aparente: Dialogar con los mingueros. Su objetivo real: Desbloquear la vía Panamericana, amenazar con la represión e incumplir los acuerdos pactados. ¡Ya veremos!
Dos antecedentes históricos analicé en mi libro EL CAUCA FACTIBLE –Soluciones Regionales Planificadas-, relacionados con paros indocampesinos similares a la actual Minga Indígena: “La preparación, organización, realización y consecuencias del Paro del Suroccidente Colombiano, efectuado durante todo el mes de noviembre de 1999 en el Cauca, no tiene parangón en Colombia durante los últimos cincuenta años de lucha política y social. […] Su significación trascendió los marcos locales y regionales para situarse en los planos nacional e internacional. Jamás la principal vía carreteable del país había sido bloqueada totalmente por el lapso de un mes, con las incalculables consecuencias que tal hecho generó. […] Nadie cuestiona la justeza del movimiento adelantado por las comunidades indocampesinas y negras del sur caucano. […] [L]as administraciones central y regional han incumplido compromisos importantes pactados con los representantes de la población movilizada. La condición sine qua non para que los gobiernos departamental y nacional ejecuten los convenios suscritos con la sociedad surcaucana es la conservación dinámica del movimiento popular”. (Senado de la República, Editorial Elocuencia, 2004, Págs. 66 y s.s.)
En 2003 le correspondió a Álvaro Uribe confrontar la Minga Indígena y Campesina del Cauca. Valiéndose de sus consabidas artimañas políticas, incumplió lo prometido y obtuvo el desbloqueo de la Panamericana. Acordó pautas para superar la problemática: “autonomía, participación, sostenibilidad, coordinación, competitividad, solidaridad y modernidad”. Pactó soluciones a la “producción y uso del suelo”. Convino “objetivos económicos, recursos y ambiente, desarrollo institucional, obras públicas, salud, saneamiento básico, educación, deportes y recreación, vivienda, cultura y ecoturismo, prevención y atención de desastres. Y, anunció políticas y estrategias de “producción agropecuaria, empleo, integración, desarrollo sostenible, calidad de vida, administración pública moderna, desarrollo intercultural, liderazgo participativo y reconstrucción” (Ibídem, Págs. 76 y s.s.). En suma, el pseudoacuerdo era un sartal de mentiras y engaños que, obviamente, pisoteó. Las reclamaciones étnicas, campesinas y populares, posteriores a las dos reseñadas, han sido reiteración de las habituales, respondidas mediante la misma farsa gobiernista.
Es sabido que el capitalismo contemporáneo se desvanece por: la postración estructural de sus instituciones esenciales; el carácter de clase de su Estado; la dominación del capital; la negación de la democracia real y las ficciones de la democracia formal. La Minga Indígena, como expresión política confluente de sus propios intereses y de las pretensiones socioeconómicas populares, es la sumatoria orgánica de esfuerzos materiales e intelectuales orientada a conseguir finalidades específicas, e instrumento de fuerza colectivo para exigir la cristalización de los compromisos pactados e incumplidos, secularmente, por los gobiernos. Es imperativo que diseñemos democráticamente e implementemos un programa único de acción realizable que satisfaga plenamente las aspiraciones mínimas del pueblo colombiano.
De la consistencia y objetividad del Proyecto que formulemos depende nuestro futuro. ¡Unámonos Orgánicamente y luchemos denodadamente en torno a un Programa Democrático Viable!
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