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Luego de cumplirse una misa colectiva, liderada por representantes de la iglesia en las instalaciones de la institución educativa Santa Teresita, convertida en una amplia sala de velación, familiares y amigos despidieron después a 28 de las 33 víctimas mortales de esta trágica emergencia, causada por las lluvias.
Después de la ceremonia religiosa, los seres queridos, la comunidad y las autoridades civiles e indígenas adelantaron un recorrido por las principales calles de este municipio para después, en el cementerio de esta zona, despedir a estas personas, la gran mayoría con vínculos familiares.
Fue un ambiente de tristeza, reflejado en el llanto de los seres queridos y amigos, quienes aún no se reponen al hecho de perder a sus familiares de una forma tan abrupta, más cuando muchos comparten la creencia de que “las autoridades se mostraron incompetentes a la hora de reubicar las casas que precisamente terminaron sepultadas por el deslizamiento”.
Entonces, a la par con la tristeza, está la rabia de ver cómo estas personas, algunas de ellas humildes y honrados agricultores, terminaron sepultadas por toneladas de roca y lodo cuando descansaban, paradójicamente, en esa madrugada de domingo de resurrección.
Y es que es tan dantesca esa tragedia, que parece un pasaje de una novela del realismo mágico el hecho que dos abuelos despidieran a 14 familiares: hijos, nietos, bisnietos y yernos, quienes fallecieron en tanto en unos pocos minutos, el tiempo que duró el desprendimiento de esa parte del cerro El Broncazo, el mismo que es la cuna del arco iris, pero que en esta ocasión, mostró su cara trágica y mortal.
Es el caso de Alcibiades Macías Macías y de su esposa Teresa de Jesús Guaca, una pareja de abuelos que hoy despidieron gran parte de su descendencia, sin ocultar la tristeza que representa despedir a esos seres queridos que les brindaban la mano cuando ya la vejez hace difícil vivir.
“Nunca… nunca las voy a olvidar… mis hijas eran mi soporte, ahora que soy viejo, ellas llegaron a la casa, a darnos un mercado, ahora que esta vejez me está echando para atrás, eso fue antes del ‘derrumbo’, es una tristeza infinita que siento”, relató Alcibiades Macías Macías mientras permanecía con su esposa al momento de escuchar la misa, antesala a la despedida de sus seres queridos.
Pero la tragedia es más amplia, más dolorosa, casi rayando en lo absurdo. Las hijas de Alcibiades Macías Macías se casaron con integrantes de la familia Chimborazo, quienes también perdieron la vida en esta emergencia invernal.
Mientras se adelantaba esta sentida despedida, organismos de socorro y fuerza pública continúan en las labores de ubicación de Gersaín Díaz Paz, líder social que perdió la vida en esta emergencia y cuyos restos permanecen aún entre el lodo. Y en esta búsqueda encontraron unas extremidades humanas, se presume que de una mujer.
Y es que precisamente Gersaín Díaz Paz fue una de las personas que meses antes radicó un oficio ante las autoridades locales y donde advertía la amenaza que representaba vivir en este punto de la zona rural de Rosas, como bien denunciaron sus familiares.
Ahora, entonces, queda por esperar si las autoridades adelantan las acciones que haya lugar, en el caso de si se dio una omisión por parte de las autoridades, pero una cosa si es cierta: la comunidad de Rosas no será la misma después de llorar y despedir a sus paisanos, como ellos se refieren a las 33 personas que perdieron la vida en este desastre natural.
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