Por: Veronica Pinto
El 9 de marzo de 1990, los miembros del M-19 llegaron a las montañas del sur de Cauca en helicópteros provenientes de Cali. 45 miembros de este movimiento hicieron su ultima formación militar.El último en hacer entrega de armas fue Carlos Pizarro, jefe del movimiento. Entregó su pistola envuelta en la bandera del M-19. Así se convirtió en el primer grupo armado colombiano en desmovilizarse.
Conmemorar este hecho histórico es muy significativo para el país y para el Departamento del Cauca, un aporte importante a la tan anhelada paz se dio en un acto simbólico en el pequeño caserío indígena de Santo Domingo en este departamento. De este proceso vale la pena resaltar la importancia de Rafael Pardo como consejero de Paz entonces y actual Ministro del Posconflicto, quien tras haberle servido al Presidente Barco como director de Plan Nacional de Rehabilitación –PNR- dándole oportunidades a miles de familias campesinas del país, asumió el liderazgo en nombre del gobierno nacional para lograr este acto tan importante del que este mes celebramos 27 años.
Que la conmemoración sirva como un recorderis de la incesante lucha de millones de colombianos y colombianas por la paz. En el discurso de aquel histórico marzo, Pizarro ya convertido en hombre político en la legalidad dijo que ese acto simbólico brindaba la oportunidad para “abrirle a Colombia un horizonte de una patria mas cercana a todos” palabras aun vigentes hoy.
El M-19 se caracterizó por sus formas de lucha armada y simbólica, entre sus actividades estuvieron los secuestros de lideres políticos e industriales, el uso de propaganda política y el terrorismo urbano. Ejemplos claros fueron la toma de la embajada de Republica Dominicana y del Palacio de Justicia, el secuestro de Alvaro Gomez Hurtado y de Martha Nieves Ochoa, así como el simbólico robo de la espada de Simón Bolívar. También se caracterizó por ser un movimiento con influencia mucho más urbana que los otras guerrillas del país, en especial las FARC y el ELN que para entonces ya eran movimientos de 15 años de lucha armada con una influencia mucho más rural, en especial la primera.
La desmovilización se dio tras un proceso de negociación durante la presidencia de Belisario Berancurt, quien por primera vez en la historia de América Latina tuvo la decisión política de dialogar con diferentes grupos guerrilleros para buscar una salida negociada y política al conflicto armado. Ya los grupos guerrilleros en la presidencia de Betancurt tenían más de un lustro en acciones armadas, por lo cual la decisión del gobierno se constituyó en un salto cualitativo en la confrontación de las guerrillas en el continente. Posteriormente varios gobiernos centroamericanos utilizaron la misma fórmula largando la desmovilización de sendos movimientos guerrilleros que generaron desestabilidad en la región.
Otro antecedente significativo en el proceso que condujo a la desmovilización del M-19, y otros grupos guerrilleros, fue la estrategia de diversos grupos al margen de la ley de negociar conjuntamente, al conformar en 1987 la Coordinadora Guerrillera Simón Bolívar –CGSB-. Esta fue conformada por las FARC, el ELN, el M-19, el EPL, el Partido Revolucionario de los Trabajadores y el Quintin Lame. Tras el cambio de gobierno y con la posesión del liberal Virgilio Barco como Presidente de la República, el gobierno Colombiano continuó la estrategia de buscar una salida política al conflicto manteniendo los diálogos con las guerrillas, con mucho más ahínco ahora que se pretendía negociar con un solo bloque donde se congregaban los más significativos grupos guerrilleros del momento. Sin embargo, este esfuerzo se fue al traste, la CGSB se desintegró y el gobierno tuvo que volver a la negociación individual con los diferentes grupos, logrando de esta forma una culminación positiva de las negociaciones de paz con el M-19, el Quintin Lame, el EPL, y el PRT.
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