Víctimas de violencia sexual asistieron a primer encuentro nacional de la verdad

El pasado miércoles en Cartagena se reunieron más de 300 mujeres y población Lgbti víctimas de algún tipo de violencia sexual en el marco del conflicto armado. Este encuentro impulsado por la Comisión de la Verdad, contó con la participación de organizaciones de todo el país.

Redacción fin de semana

@elnuevoliberal

Organizaciones como la Ruta Pacífica de las Mujeres, el programa Mujer CRIC, el tejido Mujer ACIN y el proceso de Mujeres Maciceñas se juntaron para acompañar, rodear y visibilizar los impactos de la familia nasa en el norte del Cauca, o para rechazar la violación al DIH con la instalación de garitas en cercanías a escuelas, iglesias y centros de salud, o para denunciar que mujeres indígenas, afro y campesinas estaban siendo violadas por los armados, y que a las niñas y jóvenes las estaban usando como correos emocionales para sacar información de un lado y otro, convirtiéndolas en objetivo militar. /Fotografía: Tomada de Verdadabierta.com

“Me vendan los ojos, me aprietan las esposas, me quitan toda la ropa sin otro fin que romperme a punta de frío, cansancio, dolor y humillación…el interrogatorio es el mismo ¿quién es?, de ¿dónde viene?, háblame del M19, me agarran del pelo…Ese cuerpo que ya no siento, no me pertenece, lo pueden destrozar porque el corazón está intacto y no lo pueden alcanzar jamás”, apartes del testimonio de Vera Grabe, sobreviviente del delito de violencia sexual.

Ese testimonio fue leído en el primer ‘Encuentro por la Verdad’ realizado en Cartagena el pasado miércoles, para hablar sobre violencia sexual, “un delito con consecuencias aún sin dimensionar, pero que se dieron por todo el país. Un delito invisible con huellas e impactos profundos”, como lo define la comisionada Marta Ruiz.

Alrededor de 400 mujeres y población Lgbti llegaron hasta el teatro Adolfo Mejía para participar de este evento denominado “Mi cuerpo dice la verdad”, el cual fue impulsado por la Comisión de la Verdad, y contó con la participación de diversas organizaciones del país; así como instituciones de la ciudad amurallada, entre ellas: el Instituto de Patrimonio y Cultura de Cartagena, la Paz Querida y la Institución Educativa Antonia Santos.

Entre las actividades realizadas, se inauguró un mural como tributo a las mujeres que han sufrido de violencia sexual en el marco del conflicto armado. La obra la realizó el artista cartagenero Rafael Bloon Buelvas, Bluny, y está ubicada en el Pie de la Popa, un popular barrio de Cartagena.

De acuerdo con la Comisión de la Verdad, lo que buscó este encuentro fue visibilizar los casos de mujeres y de la población Lgbti víctimas de algún tipo de violencia sexual, hoy sobrevivientes; los cuales en su mayoría quedaron invisibilizados porque hubo vergüenza al denunciar por las creencias culturales o en algunos casos porque no se tuvo acceso –en ese momento- a algún tipo de justicia para contar lo ocurrido.

Ellas son las Tamboreras del Cauca, un grupo de mujeres radicadas en Popayán, que cantan en contra de los abusos sexuales que han tenido que soportar dentro y fuera del conflicto armado. Todo para que ninguna otra tenga que pasar por lo mismo. /Fotografía: Suministrada

La metodología de este encuentro fue escuchar los testimonios de las víctimas en la mañana y en la tarde se realizaron diferentes actos culturales, donde hubo participación caucana a través de las Tamboreras, un grupo de mujeres radicadas en Popayán, que cantan en contra de los abusos sexuales que han tenido que soportar dentro y fuera del conflicto armado. Todo para que ninguna otra tenga que pasar por lo mismo.

Panorama en el Cauca

De acuerdo a la Red Nacional de Información de la Unidad para las Víctimas, en el Cauca hay 1.647 víctimas de violencia sexual desde 1984 hasta 2018, violencia en el marco del conflicto armado que ha marcado –y continúa marcando- la vida y el cuerpo de las mujeres.

Aunque existe esa cifra que permite “hacerse una idea” de lo que sucedió con las mujeres, lo cierto es que claramente –señalan las organizaciones- y lo cree así la Comisión de la Verdad, hay un subregistro de estos hechos; además cabe recordar que la labor de esclarecimiento que la Comisión realizará es desde 1958, por lo que la cifra de víctimas de violencia sexual podría aumentar considerablemente.

“La violencia sexual en el marco del conflicto armado tiene un gran subregistro, una realidad que la Comisión de la Verdad en la territorial Cauca ha constatado a través de la toma de testimonios de mujeres que han sufrido esta violencia, en ellas es común encontrarse hasta el momento tres situaciones: en la declaración ante la Unidad para las Víctimas relataron otros hechos sufridos a partir de la violencia sexual vivida pero no nombrada (por ejemplo, desplazamiento o reclutamiento forzado), será con los años y mediado por un acompañamiento y proceso organizativo que algunas luego se animen a acudir de nuevo a la Unidad para declarar esta victimización; hablaron de los otros hechos ante la Unidad para las Víctimas y no desean declarar que fueron víctimas de violencia sexual, y en algunos testimonios de mujeres se han identificado señales de que la víctima sufrió alguna forma de violencia sexual, pero no lo reconoce; estas dos situaciones dan cuenta del fenómeno del enmascaramiento y por supuesto del subregistro”, analizan desde la Comisión de la Verdad territorial Cauca.

De ahí que, en el mes de mayo, durante dos días, Popayán fue sede de una de las tres ciudades donde se realizaron las ‘mesas de paz’ o ‘peace tables’ de mujeres, encuentros preparatorios a lo que fue el primer reconocimiento público nacional de la Comisión de la Verdad para reconocer la dignidad de las víctimas de violencia sexual que se hizo el pasado 26 de junio en Cartagena.

En estas mesas convocadas por organizaciones de mujeres se propuso esta invitación a varias mujeres víctimas para que conozcan de qué se trata la Comisión de la Verdad y que puedan de una vez acceder al Sistema de Justicia, Verdad, Reparación y garantías de no Repetición a través de sus testimonios; fue un acto preparatorio regional para el gran encuentro nacional y para que las mujeres de las regiones puedan sentirse también incluidas en todo este proceso de reconocimiento de la violencia sexual. Estas mesas se hicieron también en Putumayo, Chocó y Antioquia de la mano de la Comisión de la Verdad”, dijo en su momento la Comisionada Alejandra Miller Restrepo.

De acuerdo a lo que se pudo conocer, durante estos dos días, donde asistieron varias representantes de organizaciones de todos los municipios del Cauca, estas mujeres en compañía del grupo de género de la Comisión tuvieron una aproximación, un diálogo digno, sincero, respetuoso, una escucha basada en la parte psicosocial, emocional, para que estas mujeres no se sientan revictimizadas y puedan tener unos lazos de confianza para contar con tranquilidad lo que les pasó.

Juliana Rodríguez, analista de género de la Comisión de la Verdad en el Cauca, destacó que dichos encuentros con las mujeres y población Lgbti víctima de violencia sexual, no son solo para conocer lo que les sucedió y brindarles un acompañamiento, sino también conocer cuáles han sido sus acciones para proteger su vida, para defender el territorio, su resistencia y resiliencia frente a la guerra; además de lo que tuvieron que vivir, conocer qué esperan de la Comisión de la Verdad y del Sistema Integral de Verdad, Justicia, Reparación y garantías de no Repetición para las mujeres.

“Es importante que la Comisión aborde esas violencias presentadas luego de la firma del Acuerdo de Paz, esto es importante a la hora de hacer el informe final, además porque no están aisladas de lo que han sido los más de 50 años de conflicto armado, porque con la firma del Acuerdo y la desmovilización de un grupo armado no se puede decir que ya está la paz completa, hecha y materializada. Lo que estamos viendo evidentemente son esos reacomodos de los poderes en los territorios que llegaron a copar el vacío que dejó las Farc, sumado a los que no se acogieron al acuerdo y a las economías del narcotráfico, una mezcla letal para los territorios; una continuidad de las violencias contra las mujeres, expresiones patriarcales, machistas materializados en el cuerpo y vida de las mujeres como un territorio de disputa y de violencia”, concluyó Rodríguez.