Viaducto Córdoba: 5 mil millones perdidos

ANTONIO PALECHOR

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La neblina apenas deja ver la silueta del viaducto Córdoba en la Transversal El Libertador que comunica al Cauca con el Huila por el municipio de Inzá y que empieza a ser desmontado por determinación del Instituto Nacional de Vías. Pasajeros y curiosos observan las maniobras de las máquinas que trabajan en el puente y otros que tratan de limpiar una brecha improvisada para facilitar el tránsito automotor. “Varias personas le dijeron a los ingenieros que ese puente no debía construirse como ellos lo pensaban, no creyeron en quienes han vivido en la región y conocen el comportamiento de la quebrada y como no somos ingenieros…”, asegura un habitante del sector aledaño al sector de Córdoba en el Municipio de Inzá al oriente del departamento del Cauca mientras espera el vehículo que lo pasará por la trocha.

La historia se remonta al año 2009 cuando se inició la construcción de la Transversal del Libertador que comunica al Departamento del Cauca con el Huila iniciando en Popayán y haciendo tránsito por los municipios de Totoró, Inzá, Paez en el Cauca y la Plata en el Huila. Hechos los estudios pertinentes se determinó la construcción de viaductos en los ríos Sucio, Córdoba, Guanacas, Ullucos y Paez con financiación del Instituto Nacional de Vías que finalmente suscribió los respectivos contratos. Mientras avanzaba la ampliación, mantenimiento y pavimentación de los primeros kilómetros se adelantaron los estudios en el sector de Córdoba donde una fuente hídrica ocasionaba serios daños cuando se reactivaba la falla ecológica convirtiéndose en un punto crítico. Las obras en consecuencia se iniciaron en el año 2013 y fueron los propios vecinos del sector y los transportadores los que advirtieron que el lugar seleccionado para la instalación de las bases no era adecuado porque ya eran conocedores de los estragos que causaba la pequeña fuente de agua. Los ingenieros no atendieron los comentarios y con su aprendizaje indicaron que el viaducto debía tener una luz de 80 metros y así lo construyeron.

 

Con bombos y platillos el 15 de mayo del 2015 el vicepresidente de la República German Vargas Lleras entregó oficialmente la obra pero al poco tiempo ésta empezó a registrar agrietamientos que ya en Enero del 2017 alcanzaron casi un metro de ancho lo que originaba un alto riesgo para vehículos y pasajeros. Aunque a ese tiempo el Instituto Nacional de vías había ordenado el cierre de la vía, los conductores arriesgando sus vidas, la de los pasajeros y la carga seguían transitando por el lugar y cuando la situación empeoraba por razones del clima debían utilizar la vía alterna por Silvia-Mosoco-Tumbichucue-San Andrés de Pisimbalá aumentando hasta en cuatro horas el tiempo de desplazamiento.

 

En menos de dos años la inversión que los cinco mil 800 millones se ha terminado y en consecuencia el viaducto debe demolerse para retornar a los viejos tiempos cuando había que esperar horas y hasta días para poder pasar, situación que se agrava cuando llega la temporada invernal y la avalancha se incrementa. Hasta ahora lo único cierto es que el viaducto se desmonta y que se instalará un puente militar para solucionar temporalmente el problema pero la solución final aún no la tiene el Instituto Nacional de Vías que con el consorcio encargado de la transversal el Libertador solo se limitan a mantener maquinaria en el lugar para mantener el paso de vehículos.

Ante las continuas solicitudes el Invías ya se pronunció indicando que adelantará las acciones judiciales para recuperar el dinero invertido por mala calidad de las obras y que estudia un proyecto para solucionar definitivamente el problema. Nadie sabe cuánto tiempo habrá que esperar para que haya un nuevo viaducto pero mientras tanto doña Sandra o doña Elsa que tienen sus negocios en inmediaciones del páramo deberán cerrar muy temprano porque no hay transportadores ni pasajeros para atender.