Tradición, música y tertulia en las campanas

GERARDO SALAZAR SALAZAR

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Sonaron las campanas, dando apertura a un sitio para el disfrute del paladar y también los demás sentidos, así, con música, tradición y tertulia, se cortó la cinta inaugural en la fuente de agua, para recordar el cuidado de este líquido vital para la humanidad y como símbolo de transparencia, pero la sorpresa del momento fue cuando en otro lugar del restaurante un enorme cuadro de campanas de todos los tamaños brindaba un espectáculo maravilloso y posteriormente se descubrió una versión de la apoteosis o canto a Popayán, cuyo original reposa en el Paraninfo de la Universidad del Cauca; y en las campanas entonces estábamos ante la visión de la catedral, la torre del reloj, la ermita, Belén, el volcán Puracé y las colinas que la circundan.

¿Pero qué significan las campanas? Para la familia Peña González, son tranquilidad, paz interior, libertad; la primera vez que se utilizó una campana fue en Campania Italia, luego se popularizo su uso para convocar reuniones en las plazas principales de los pueblos, en las fincas para saber la hora de reunir los animales, en los colegios y universidades para indicar el cambio de hora o salir al descanso, para ello fueron instaladas en diversos lugares, siendo el más usado las torres de las iglesias, donde hay campanas que llegan a pesar varias toneladas.

En Popayán las campanas indican la hora de ir a misa y el término acuñado es “doblar las campanas” que también tiene un sonido característico tanto para el acto litúrgico como cuando se lleva a cabo un funeral, entonces escuchamos un sonido determinado, para cada ocasión; su forma de copa invertida y ahuecada resuena acústicamente y vibra de diferentes formas al ser golpeada por el “badajo”, ahora su sonido será el indicativo que estamos en el restaurante las campanas, un sitio bien pensado para ir a disfrutar de la mejor gastronomía, música y tertulia a la vez que rememoramos la historia de la ciudad.

No se vaya a quedar con la tentación de hacerlas sonar, tanto las grandes como las pequeñas, fundidas en metal de bronce, así que si tiene un acontecimiento importante que conmemorar, las campanas es el lugar indicado, frente a la virgen de los hoyos en la calle 25N No 5-36.

La sorpresa continuaba, justo al lado de una mesa de madera antigua de seis puestos, Luz Mar Preciado preparó sus palabras de felicitación y la música se tomó el recinto con el grupo la Pitadera de Daniel Montilla que interpretando melodías del ayer y de actualidad, deleitaron a los asistentes; al finalizar la intervención Daniel relató como luego de más de sesenta y cinco cirugías jamás perdió la ilusión de vivir, a pesar que lo declararon enfermo terminal, lo que lo hace un invitado de lujo para cualquier ocasión especial, ya que es importante que un joven pueda tener esa visión de la existencia.

Debemos aprender a valorar las cosas simples como respirar, caminar, dormir, amar a los seres queridos;  ya que esto vale más que cualquier tesoro del mundo.

Evocó como durante año y medio que permaneció en la clínica, su madre todos los días viajaba de Popayán a Cali para visitarlo y cumplir con el trabajo; al ver su cansancio le pedía que no lo hiciera, pero ella no desfallecía y gracias a su amor, en la última cirugía, cuando los médicos decían: se nos va, se nos está yendo, yo veía su rostro dijo Daniel y recuerda escuchar la canción paisaje de Franco Simone que en uno de sus apartes dice: “tu, no podrás faltarme cuando falte todo a mi alrededor, tú me das la fuerza que se necesita para no marcharse” y fue ese amor el de mi madre el que hoy me tiene aquí, compartiendo música y conferencias, porque creo que lo más importante para vivir es la actitud positiva, la cual nunca perdí a pesar de las circunstancias afirmó Daniel.

El profesor José Urías Peña y su Esposa Esperanza Gonzales se lucieron con este nuevo sitio para la ciudad de Popayán y con este gran evento lleno de amistad, música, pasado, presente, futuro y motivación para vivir, les auguramos los mejores éxitos.