El payanés de mi generación creció con un paisaje hermoso de cordillera en su ventana, donde siempre sobresalió un pico alto, tronco cónico, nítido en verano, pero brumoso en el invierno, coronado de nieve algunas veces, y de humo en fumarola, menos veces. Nuestros padres, muy temprano nos enseñaron su nombre y a respetarlo: ¡volcán Puracé!
Seguramente, los conquistadores extremeños y andaluces que aquí llegaron en 1537, también se contagiaron de su majestuosidad, además del verdor del valle de Pubenza, de las paredes de las dos cordilleras que lo enmarcan, de las aguas del río Cauca, del rugido del trueno y de los coloridos atardeceres. Pero, ellos no contaron con geólogos en su equipo que pudieran leer las cicatrices del terreno o interpretar las geo-formas de sus montañas. Simplemente, ignoraron las fallas geológicas y desconocieron la teoría de placas tectónicas. Y, aquí nos fundaron.
Popayán, de acuerdo con la norma sismo resistente vigente, está emplazada en una zona de alta intensidad sísmica, lo cual no es un título que quisimos tener. Pero, nada es perfecto en la vida; tuvimos abundancia en naturaleza y riqueza en el paisaje, y también, temblores por doquier. 23 eventos sísmicos importantes se han registrado en la ciudad, desde 1644, que es la fecha inicial de la historia sísmica colombiana. Y, de ellos, hay 5 que trascienden lo normal, sucedidos en 1736, 1827, 1885, 1906 y 1983, es decir uno cada 50 años, en promedio.
Cuando consultamos los motivos de estos movimientos, encontramos con sorpresa que el volcán Puracé es el menos dañino, al contrario de lo que pensamos en nuestra niñez, cuando veíamos caer ceniza gris encima de los tejados coloniales, inmediatamente después de haber vivido un sacudón, por su explosión. Son otras las causas que producen nuestros sismos fuertes: el contacto de la placa oceánica con la placa continental, la zona Benioff, la falla de Romeral en la cordillera central y la falla frontal en la cordillera oriental. ¡Vaya riqueza de fuentes sismogénicas!
El sismo de 1736 tuvo origen en la falla Romeral, a 20 km de Popayán, con una magnitud mediana igual a 6, pero con un poder destructivo enorme: se desplomaron iglesias y casonas, a tal punto que en ese evento desapareció el denominado estilo arquitectónico “formativo” y empezó a surgir el estilo arquitectónico “Popayán”. Sólo quedaron en pie, la iglesia de La Ermita y la torre de El Reloj.
En 1827, cinco días después de haberse instalado la Universidad del Cauca en el claustro de los padres Dominicos, se produjo un poderoso sismo de magnitud 7.1, cuyo hipocentro estuvo a 141 km de la ciudad, en Altamira, con origen en la falla frontal de la cordillera oriental. De nuevo, se desplomaron iglesias, conventos y casas, en una Popayán de 98 manzanas. Narra Rufino José Cuervo, que al día siguiente se produjo, además, una creciente fuerte del río Cauca, que acabó de completar el tremendo susto de los patojos.
El de 1885 tuvo sede en el municipio de El Tambo, a 51 km de distancia y una magnitud 6.4, con fuente sísmica, de nuevo, en El Romeral. 8500 habitantes lo padecieron y otra vez, hubo desplomes, muertos y heridos. En 1906, las placas tectónicas del Pacífico colombiano tuvieron la culpa, a 345 km de distancia, con una magnitud de 8.8, poco vista en Colombia; hubo tsunami de 5 m de altura, y muchos daños en Popayán.
Y, el más dañino de todos, después de 77 años, el del 31 de marzo de 1983, a 19.7 km de distancia y una magnitud de tan solo 5.6, suficiente para dañarnos seriamente la ciudad: 250 muertos, 1500 heridos, 5000 casas destruidas, 14000 casas con daños severos y 90 edificaciones dañadas en el sector histórico.
Las nuevas generaciones de Popayán deben aceptar esta verdad marcada por la historia; las oficinas de Planeación Municipal y las Curadurías deben apretar las exigencias frente a los estudios, diseños y obras que revisan; y las oficinas de atención de desastres deben planear y memorizar planes de contingencia dinámicos, que les permita actuar con rapidez y eficiencia, cuando sea necesario. ¡La historia se repetirá!
Fuente bibliográfica: “Zonificación de respuesta sísmica de Popayán”, SGC, diciembre, 2019.