Puede resultar más caro el remedio…

JAIME BONILLA MEDINA

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Nos preocupa sobremanera observar cómo nuestra televisión se ha convertido en un mercado oferente de medicamentos sin ningún tipo de reglamentación o control; teniendo en cuenta que está en juego la salud de la teleaudiencia y el consumo de compuestos no tan inocuos como los pintan. Además, existe la exposición a sus efectos indeseados, al impacto en el bolsillo, y lo más grave: al peligro de auto-recetarse. Basta ver los comerciales con profesionales médicos en el papel de vendedores de drogas, una forma nada ética y subliminal de invitar a la automedicación.

A continuación, las consecuencias nocivas de algunos fármacos. Por obvias razones omitimos su nombre de marca; eso sí, con el llamado a estar muy atentos del componente genérico – mañosamente oculto en los anuncios -, pues el nombre comercial se registra a gusto del laboratorio.

Los más promocionados son los antinflamatorios no esteroideos (AINES). Desde la vieja aspirina, seguida del acetaminofén, ibuprofeno, diclofenaco, ketorolaco, naproxeno, piroxicam etc., son drogas ampliamente utilizadas en el control del dolor y la inflamación. A dosis elevadas o por tiempo prolongado pueden producir daño en el hígado, riñones, úlceras digestivas, sangrados, alergia, exacerbación del asma o elevación de la presión arterial.

Los inhibidores de la bomba de protones (IBP): omeprazol, esomeprazol, lansoprazol, rabeprazol, pantoprazol etc., muy empleados en esofagitis, reflujo, úlcera y gastritis se ha demostrado que se asocian a cefalea, dolor abdominal, diarrea, infecciones digestivas y respiratorias, osteoporosis, déficit de vitamina B12 y anemia entre otras.

Los antigripales son una mezcla de descongestionantes, antialérgicos y antitusivos de eficacia cuestionable. Organizaciones tan eruditas como la OMS y OPS no los recomiendan y menos en niños Los efectos adversos son más dañinos que el supuesto alivio: somnolencia, arritmias cardiacas, resequedad de mucosas, hipertensión arterial.

La tos y la diarrea son mecanismos de defensa que no deben inhibirse pues el organismo está tratando de eliminar acúmulos, toxinas o gérmenes perjudiciales. ¿Y el estreñimiento? Una dieta rica en residuos (frutas con abundante fibra); el buen aporte de líquidos y un hábito intestinal regulado (“no aguantar las ganas”) mejoran en gran parte el problema. No son aconsejables los antidiarreicos, calmantes de la tos ni los laxantes artificiales.

Los sobrevalorados suplementos de vitaminas, proteínas y minerales son innecesarios en su mayoría, a no ser que usted padezca desnutrición o algún déficit específico. Estos elementos se encuentran en suficiente cantidad en una dieta balanceada. Ingerirlos sin indicación exacta pueden ocasionar toxicidad y trabajo extra al hígado y riñones para eliminar el exceso. ¡Ah! Y es falso que proporcionan vitalidad, esbeltez y juventud.

Los antivaricosos a base de extractos vegetales, tomados o frotados, son de muy dudosa efectividad tanto en la prevención como en la cura. Aunque no tienen mayores secuelas, no existe soporte científico evidente de su beneficio. Igual para las cremas y lociones antiarrugas y antiacné. Laboratorio Genoma, fabricante de accesorios cosméticos y anti-cicatriciales ha sido sancionado siete veces por propaganda engañosa.

Sin ser medicinas, por su amplia difusión, tener en cuenta los tampones vaginales y los productos azucarados como causa de infecciones graves y obesidad complicada, respectivamente.

Con solo guardar ciertas normas de vida saludable: vacunación al día, buena higiene corporal, dieta sana, adecuada hidratación, evitar cambios bruscos de temperatura y el contacto con enfermedades contagiosas, lavado de manos frecuente, ejercicio diario, no consumo de tabaco, alcohol ni sustancias psicoactivas, sexo protegido, control médico y odontológico anual, se evitan muchas enfermedades y por consiguiente el uso de múltiples tratamientos farmacológicos que pueden terminar siendo más riesgosos que el mismo mal.