¿Por qué no es conveniente la paz?

GISELLE DELGADO

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La droga más que envenenar la mente, envenena los objetivos individuales. Llamémoslo así, la marihuana, la cocaína o la heroína se venden mucho porque el ser humano busca felicidades ficticias y estas drogas se lo permiten. Lo que alguna vez se resolvió con el alcohol con una simple justificación: el alcohol mata las penas. Pero ¿Qué hay detrás del negocio del narcotráfico? muchas falacias, el poder la ostentación y una vida falsa. Mejor dicho ¡una felicidad de icopor!

Cuando se habla del narcotráfico nadie habla del ¿por qué del éxito del mercado de las drogas? No se habla de ¿Quiénes son los mayores interesados en comprarla? Bien para consumir o para distribuirla. No hablamos de los norteamericanos o europeos, de los africanos y asiáticos que por su lado priorizan el opio, como una droga que ha sido cultivada y consumida hace siglos de forma tradicional por muchos de estos pueblos. Si al consumo desde esta perspectiva nos refiriéramos: ¡¿Colombia le vende felicidad al mundo!? Entonces imaginemos ¿qué tantas expectativas tiene el mundo frente a Colombia?

Pero tocar este tema –el del consumo es un mito que a duras penas pasa por los laditos de la Corte Constitucional. Y entonces cabe preguntarnos, ¿Por qué el ser humano no puede vivir sin Droga y termina dependiendo de estas? Diríamos que mientras los sectores más pobre y vulnerables consumen marihuana y bazuco porque muchos de ellos vieron que sus padres lo hacían e incluso  su fuente de trabajo era de expendedores. En la clase media y alta ya no predomina tanto el componente social, sino la necesidad de escapar de cierta realidad con poca intolerancia a enfrentar la vida y soportar problemas. Y la clase alta que tiene menos problemas cotidianos la consume para “sentirse mejor” e incluso en sus lugares de trabajo tanto como de diversión (consumo recreativo). O hablamos también de los grandes ejecutivos corredores de bolsa de Wall Street que consumen grandes cantidades de cocaína para poder estar activos en el mercado.




Después de exponer de lo que nadie habla de ¿Por qué es tan importante el narcotráfico? Voy a aterrizar en la actual situación de Colombia. En ¿Por qué es tan interesante llevarse a Santrich a los estados Unidos? Los sometidos, los rebaños, dirían que se hace Justicia contra los ‘delincuentes’ de la Farc –como los llama Duque. Pero si el olfato se nos agudiza más, podríamos ver que Santrich puede tener por ejemplo, mucha información sobre el mercado de estupefacientes. Y si EEUU no tolera a China que le hace competencia comercial, menos va a tolerar un país suramericano, subdesarrollado, pero que es el dueño de uno de los mercados más apetecidos del mundo. Y entonces nos preguntamos ¿Qué pasa con la Paz? y podemos encontrar tres respuestas posibles. La primera: una de las familias más vanidosas del país, gracias a la Paz enarbola un premio Nobel, cuando la verdadera Paz se ha dejado “pegada con mocos”. La Segunda posición, la paz en su esencia, es la que provocó y enardeció el levantamiento de las banderas, de los amantes, inconformes, soñadores e idealistas que con la Paz, creían en la refundación de un país justo equitativo y demócrata y quienes se convencieron de que habrían voluntades tanto del gobierno como de los grupos armados hasta el punto de llegar a formar un acuerdo. Esto produjo pasión, mitos, banderas, la habana cuba, y también líderes que, desafortunadamente cuando llego el momento de elegir al presidente de defender la paz se equivocaron, no sabemos si de buena o mala fe, pero muchos de aquellos que lucían la paloma en la solapa, terminarían votando por el que iba a destruir el pacto social por la paz. Y la tercer posibilidad, que quizás todos los ingenuos desconocemos, es que los grandes capos de narcotráfico que saben del mercado y donde y como se vende, y que ‘untan’ a todas las autoridades, militares y policiacas, y a los paramilitares o guerrilleros que inclusive son influyentes en la custodia de los cultivos, en el proceso de elaboración y de transporte y en el mercado ilícito que se hace por los puertos de Tumaco o Buenaventura y otras partes de las costas pacíficas, casualmente las costas menos desarrolladas. Y también a los intermediarios de los mercados en las fronteras, que forman parte del Estado. Todos estos, no dejan llevar a cabo un proceso de paz sencillamente porque obstaculiza el negocio!

Y es quizás esta última problemática la que no puede resolverse en ninguno de los poderes legislativos, ejecutivos o judiciales y es porque muchos tienen la manos untadas, no de la piedra filosofal, sino de la “piedra de la felicidad” (felicidad entre comillas).