Nuestra actitud en la misa
02:39 am 19-noviembre
Pbro. JESÚS ENRIQUE PAZ VELASCO
Párroco de la parroquia del Espíritu Santo en Popayán
Siguiendo con nuestras catequesis, hoy profundizaremos en nuestra actitud en la misa. A partir del Concilio Vaticano II, se ha insistido mucho en la necesidad de una participación activa, consciente y fructuosa en la Eucaristía. En primer lugar hablaremos de los criterios para lograr una buena participación en la liturgia y luego unas actitudes concretas en la celebración.
ALGUNOS CRITERIOS
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- Hay que recordar que la participación autentica es aquella que es interna y verdadera; y no la que se hace sólo como “actuación” para ser vistos por los demás.
- Como lo recuerda la Sacrosanctum Concilium: “En las celebraciones litúrgicas, cada cual ministro o fiel, al desempeñar su oficio, debe hacer todo y sólo aquello que le corresponde según la naturaleza de la acción y las normas litúrgicas” (n. 28). Por eso es necesario que los fieles en la misa no realicen acciones que sólo le corresponden al sacerdote o que el sacerdote no de oportunidad a los fieles de participar en la celebración.
ACTITUDES CONCRETAS EN LA CELEBRACIÓN
- Venimos a Misa para celebrar algo en común; esa debe ser nuestra actitud, y no la de encerrarnos en nosotros mismos: somos pueblo de Dios, somos el Cuerpo de Cristo, somos una comunidad.
- Debemos ser puntuales: por respeto a la comunidad y a lo que vamos a celebrar; en los primeros minutos (con el canto, el saludo, etc.) incluido el ensayo de los cantos, se prepara y se da sentido a toda la celebración, pero de manera especial con el silencio que es la mejor preparación para el gran misterio que celebraremos.
- No deberíamos quedar dispersos por las bancas de la Iglesia, sino agruparnos cerca al altar, para crear un clima más concreto de comunidad celebrante.
- Debemos adoptar una postura interior y exterior de activa participación: escuchando atentamente, orando, cantando, comulgando; porque es toda la comunidad la que celebra, y no nos podemos contentar con una asistencia pasiva.
- Participamos en la Eucaristía dominical con alegría: no sólo porque es un precepto, sino porque necesitamos la Eucaristía para seguir viviendo nuestra fe y creciendo en nuestra conciencia de que pertenecemos a una comunidad cristiana: la Iglesia.
Que el gran misterio de la Eucaristía que celebramos todos los días y de manera especial el Domingo, lo podamos seguir profundizando y enriqueciendo con nuestra activa participación.
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