Llevaba varios días muerto

Una familia del barrio Retiro Alto echó de menos a uno de sus integrantes por varios días. Pidieron a las autoridades entrar a su residencia, encontrándose con la trágica noticia.

Los niños de este barrio presenciaron el trabajo de los integrantes de la Sijín a la hora de sacar el cadáver del comerciante para llevarlo a Medicina Legal, el domingo 24 de septiembre fue la última vez que lo vieron con vida. / Francisco Calderón – El Nuevo Liberal.

Luis Diego Baltazar.

La noticia de la muerte de Luis Diego Baltazar se regó como pólvora entre las calles de Retiro Alto de Popayán. No era para menos, este ciudadano era muy conocido en este sector de la ciudad, de hecho, fue uno de los fundadores de este barrio y la persona que, en diciembre, se esforzaba por adornar el lugar con luces y guirnaldas para no dejar pasar por alto esta importante fecha del año.

Así recuerdan a Luis Diego, luego que se conociera la forma trágica como terminó: tendido en el patio de su casa y con más de seis heridas con arma blanca en su cuerpo. Los familiares solo se enteraron de este doloroso hecho luego que echaran de menos a este comerciante, después que pasara una semana. Era algo muy raro, a esta persona le gustaba permanecer en su residencia, escuchando música, con las puertas abiertas; o en las noches, atender su negocio de comidas rápidas, momento en que los vecinos lo saludaban, así no compraran. Luis Diego era dicharachero, amable, alegre, eso le permitía granjearse la confianza de la gente, al punto que, cuando tomaba licor, no encontraba reparo en dejar entrar a su casa al conocido o al vecino que se le acercaba para departir entorno a una botella de aguardiente. Ese era Luis Diego.

Por eso, al ver que pasaron los días y la puerta de su residencia no se abría, los seres queridos empezaron a inquietarse, pero solo hasta ayer, en la mañana, una sobrina pidió a la policía que entrara a la casa, subiéndose por el techo, para mirar que había pasado con este payanés. Vaya sorpresa se llevaron cuando el uniformado acató la petición de la joven, porque ya olfateó en el ambiente un olor nauseabundo.




Cuando estaba sobre la cubierta, el patrullero observó los pies de una persona que yacía sobre el piso, un mal augurio. Lentamente, el representante de orden descendió por el patio, encontrándose ya con el cadáver de Luis Diego, una mala noticia que debía comunicar a los seres queridos, que aguardaban afuera. Caminó con tranquilidad hacia la puerta, la abrió y descargó todo el peso de esta información en un mensaje simple, pero que estremeció los corazones de hermanos y sobrinas del comerciante: “sí, don Luis está muerto”.

Los gritos y el llanto no se hicieron esperar. Los compungidos familiares corrieron a ver, pero los representantes del orden lo impidieron, porque ya el lugar era una escena judicial, solo funcionarios de la Sijín podían ingresar, para realizar tareas de recolección de información, de pruebas; las mismas que conduzcan a esclarecer qué pasó con Luis Diego, cómo se dio su final; pero lo más importante, quién fue el responsable de acabar con la vida de este rebuscador de la vida, como los mismos vecinos lo reconocen ahora que se sabe de su cruel final.

Ahora, todos apuntan a que se trató de una muerte violenta para quitarle cosas a Luis, porque como “él trabajaba mucho, mantenía platica, y como dejaba entrar a cuanta persona quería tomar con él, entonces ese fue su talón de Aquiles, porque seguro alguien se aprovechó de eso, lo mató y lo robó”, fue la versión que muchos esbozaron ayer cuando vieron cómo sacaron el cadáver, envuelto en una bolsa plástica, de este comerciante, para trasladarlo a Medicina Legal. Ahora solo queda esperar que los ‘sabuesos’ de la Sijín den resultados para esclarecer este homicidio, el numero 47 que se registra este año en la capital del Cauca.