Lecciones de una minga inconclusa

GUILLERMO GARCÍA REALPE

Senador de la República

@GGarciaRealpe

Durante 27 días, casi todo el mes de marzo, el sur colombiano se conmocionó por el bloqueo de la vía Panamericana entre Cali y Popayán por parte de la minga indígena caucana que destaponó la vía por el anunciado y frustrado encuentro con el Presidente Iván Duque.

Nos alegramos mucho porque regreso la transitabilidad de carga, productos, pasajeros y usuarios de la vía, pero todos sabemos que la minga sigue y en estado de una movilización inconclusa.

Muchas lecciones tenemos, la primera es que el Gobierno Nacional no fue precavido y no adelantó un diálogo con las comunidades indígenas que pudo haber evitado, no la movilización, pero sí el bloqueo.

Nuestro reconocimiento a la labor misional, casi de apóstol de la Ministra del Interior Nancy Patricia Gutiérrez y de la Directora de Planeación Nacional, Gloria Alonso, quienes durante más de quince días estuvieron al frente de las conversaciones con los dirigentes indígenas, tanto en Santander de Quilichao, como en la vía a Buenaventura, con un incidente muy grave de por medio.

Pero, se les vio solas a estas preocupadas funcionarias, no las acompañaron más ministros de otros sectores importantes, y de interés para los reclamantes.

Dolorosa la muerte del policía Boris Benítez y del comunero Deiner Yunda, toda muerte es dolorosa, pero mucho más, las muertes que se pudieron haber evitado y se pudieron haber evitado con el diálogo previo que no se realizó.
Pero pudo haber sucedido cosas más graves, incidentes más dolorosos, al fin se impuso el buen criterio de la Fuerza Pública que con un manejo ponderado hizo caso omiso de voces extremistas de la derecha recalcitrante que pretendían la apertura de la vía a sangre y fuego.

El expresidente ÁLvaro Uribe, fue el más extremista, con sus trinos que hoy reemplazan los tambores de guerra y de muerte.

Formalmente el diálogo aunque inconcluso, se impuso, el buen sentido común se impuso, tenemos una vía funcional.

Pero quedan lecciones aún más y de fondo. El sur del país es un territorio diverso, de enormes potencialidades no desarrolladas, pero muy vulnerable, un solo corredor vial es una gran limitación, necesitamos las transversales Pasto-Mocoa, Popayán-Isnos-Pitalito, desarrollar de manera integral el Puerto de Tumaco, como Puerto pesquero, de carga, de combustibles y de turismo y por supuesto la vía de Popayán a Güapi.

No estamos preparados para estas contingencias, también no existen planes para el manejo de estas adversidades. Colapsan nuestras poblaciones, y ciudades, el combustible no nos dura dos días, la salud se afecta, y no tenemos cómo comercializar nuestros productos y bienes de consumo.

En unas cuantas horas, 500 mil litros diarios de leche de pequeños productores nariñenses se ponen en riesgo de ser desechados, se impone la necesidad de una planta pulverizadora de leche, los paperos pierden en estas circunstancias decenas de miles de toneladas, definitivamente es una tragedia que se repite y no aprendemos de esto.

La movilización social campesina e indígena es una variable permanente, sus reclamaciones siempre justas que ni el Estado colombiano, ni los gobiernos regionales pueden desconocer, este es un hecho de vida en nuestro territorio, la descalificación no es la ruta de solución, es entender que nacimos y vivimos con esta diversidad cultural, social y económica.

El Sur, el Pacífico y la Amazonia, la zona más rica en generación de agua, de vida y de naturaleza en Colombia tiene estos componentes y debemos aceptarnos y ser conscientes que aquí debemos caber todos, sin descalificarnos.

La vida nos puso aquí, convivamos constructivamente, vivamos propositivamente en paz y dignidad.