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    La muerte y el presupuesto

    JORGE ELIÉCER ORTIZ FERNÁNDEZ

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    En estos días de asueto, esperando las festividades decembrinas y de nuevo año, nos hemos dado a la tarea de concluir la lectura de uno de los libros que me ha parecido de la mayor importancia por la crudeza como se abordan diversos temas, donde su autor, refleja vivencias personales como funcionario de alto rango en la presidencia del Señor Jun Manuel Santos y también de experiencias vividas en el trasegar de la vida misma, me refiero al Ingeniero Civil y Economista Alejandro Gaviria quien por seis años tuvo la responsabilidad de dirigir la política pública en salud para los más de 40 millones de colombianos y colombianas. El libro, en su tercera edición, titulado Siquiera Tenemos Las Palabras, contiene la remembranza de importantes escritores como Borges, Joaquim Machado, Stanislaw Lem, George Orwell, Joseph Brodsky, Joseph Conrad, García Márquez, Nicanor Parra, Heriberto Padilla, Yevtushenko, Graham Greene y el Irlandés Jonathan Swift, este último, que con uno de sus ensayos satíricos me saco de la lectura para recordarme que por estos días, nuestro país se encuentra conmocionado a raíz de las movilizaciones que un grupo de colombianos viene liderando, por cuenta del acelerado empobrecimiento en que estamos y al que nos veremos abocados en razón a las “políticas sociales” que el gobierno nacional viene tramitando ante el congreso de la república; Swift, en uno de sus textos propone, que para aliviar su acelerado empobrecimiento, “las familias Irlandesas, para nosotros colombianas, más pobres vendan sus hijos como comida a las familias adineradas. La ironía según el texto, es para denunciar el mercantilismo de la época, los intentos tecnocráticos del siglo XVIII, la racionalidad de los medios y el consecuente desprecio por la dignidad humana”.




    En esa misma línea, ironía swiftiana, dos prestigiosos periódicos internacionales, el País de España y el New York Times, apropósito dueño del titular de este artículo, se ocupan, del que los teóricos financieros del mundo han dado por llamar el riesgo financiero sobreviniente por cuenta de que los gobiernos deben responder por la salud y la pensión de sus gobernados.

    El país, aborda el tema planteado por el FMI – Fondo Monetario Internacional, quien históricamente ha mantenido la conversación con los gobernantes del tercer mundo, haciendo directas recomendaciones, como es la de efectuar reformas radicales de los sistemas de seguridad social, en el sentido de aplicar sendos recortes de prestaciones y el incremento a la edad de jubilación; el New York Times, evaluando la columna del Señor David Brooks, quien plantea “que una de las principales causas de los problemas fiscales de Estados Unidos es la extensión de la vida más allá de lo necesario, por el alto costo medico de una población envejecida y apegada a la vida”. Pues en esa misma línea, los elementos que componen los ensayos satíricos del Señor Swift, en materia económica, también abarcan la floja económica colombiana, donde, no el escritor que nos ocupa, sino la OCDE sentencia que “El desafío al que se enfrentan los responsables de las políticas es llevar la economía por una senda que conduzca a un crecimiento más sólido e inclusivo, que beneficie a un mayor número de colombianos.

    La implementación de valientes reformas estructurales Incrementando progresivamente y unificando la edad de jubilación de mujeres y hombres”, para la Ocde, permitiría que la mujer pueda tener un mejor ingreso en la vejez. Para continuar con la lectura del libro de Gaviria, digamos finalmente, que, como resultado de las movilizaciones, se logre eliminar esa constante manía gubernamental, acompañado de la actuación cómplice de algún sector del congreso, de construir proyectos de ley que claramente evidencian señales inequívocas de un desprecio por la dignidad humana.

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