RICARDO LEÓN URREGO RUIZ
La muerte en las últimas horas de unos niños y unos jóvenes en esta parte suroccidental de Colombia, correspondiente a los departamentos de Nariño, Cauca y Valle del Cauca me estremecieron. Desde muy lejos en la distancia donde me encuentro, las noticias llegaron y fueron registradas en los noticieros internacionales que pasan a conmover a la sociedad por la actuación vil, rastrera y cobarde como se han presentado.
Nueve jovencitos en Samaniego, Nariño; cinco niños en Cali, Valle del Cauca y cuatro niños en el Cauca fueron asesinados cuando le sonreían a la vida y a la ilusión de una Colombia justa y a la medida de todos.
Absurda e inconcebible toda esta villanía que merma las esperanzas de nuestra juventud y no le ofrecemos respuestas. Solo atinamos a decir otra vez la guerra cuando pensábamos que sí era posible la convivencia. Pero la esperanza y la fé no se perderán por más que la alevosía quiera imponerse.
La situación se torna preocupante y delicada al punto de nuevos pronunciamientos de la sociedad civil como del estado y en ese propósito la líder caucana Francia Márquez afirmó que los hechos responden a la falta de presencia del gobierno nacional y el ministro de defensa, Carlos Holmes Trujillo, anunció el pago de 200 millones de pesos por información que conduzca a los autores de estos hechos despreciables. Sin embargo, el ofrecimiento de dinero no compensa la verdadera responsabilidad social que requieren las comunidades y que se viene incumpliendo desde anteriores gobiernos.
Otra vez niños y jóvenes asesinados en una guerra que no escogieron en un país donde querían embriagarse de futuro.
Ante sucesos tan lamentables en los cuales no se respeta ni siquiera la alegría de quienes no son los responsables de lo que está pasando, el estado que somos todos pedirá justicia, a diferencia del gobierno que debiera Ipso Facto hacerlo.
Ante lo acontecido dejo estas palabras de una canción de Piero: » que se vayan ellos, los que no dejaron nacer y vivir… Los que te mataron…
Hoy tengo nublada la sonrisa».