Gracias, señor gobernador

MARCO ANTONIO VALENCIA CALLE

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Tiempo atrás escribí en este mismo periódico que si algún estudiante o maestro del colegio San Antonio de Padua, del municipio de Timbío, resultaba lesionado o muerto por alguna catástrofe natural debido al mal estado de la planta física de este colegio, la culpa iba a ser del gobernador de turno, que siendo avisado por expertos del peligro inminente, no tomaba las medidas de precaución.

No voy a decir que el gobernador me escuchó, ni siquiera nos conocemos y nunca he cruzado palabras con él más más allá de un saludo protocolario. Ni voy a decir que gracias a mi denuncia se pusieron las pilas en la gobernación o el Ministerio de Educación, e iniciaron los trámites para mandar a hacer un edificio nuevo que albergara a los mil quinientos estudiantes que tiene la institución, porque no creo tener esa influencia. Y sobre las acciones que bien realizaron otros actores como líderes políticos, rectoría o padres de familia no conozco ni respondo. Lo único cierto, y lo único que importa, es que desde la gobernación se lograron realizar las acciones pertinentes para salvar la vida de la comunidad educativa del San Antonio, y hoy se trabaja a todo tren para entregar un edificio nuevo a finales de éste año. Un colegio seguro, moderno, y acorde con las necesidades educativas de los nuevos tiempos.

A mucha gente le dolía que un edificio emblemático fuera derribado para construir uno nuevo, y desde la opinión, pedían a grito limpio que no lo tumbaran, que dejaran la casona así, que era un referente cultural, que era patrimonio del municipio. Lo que esa gente no sabía, es que al colegio en su diseño original, no le dejaron los cimientos ni las vigas resistentes para soportar un sismo; y entonces, el colegio estaba a punto de colapsar de un momento a otros por simple invierno, y ni se diga de un terremoto. Muchos expertos locales y nacionales pasaron por ahí, mirando y revisando y volviendo a revisar de manera técnica, si el colegio aguantaba una simple reformita de dos pesos, pero no, la cosa era grave, todos los expertos llegaron a una conclusión: el colegio en cualquier momento se vendría abajo, y si allí habían niños y docentes, la catástrofe podría ser impredecible.

Otros más sentimentales, hasta pusieron derechos de petición, y creo, no estoy seguro, que hasta tutela pusieron, pidiendo que remodelaran el edificio pero no lo tumbaran para reconstruir otro nuevo porque representaba patrimonio, pues no, ese edificio muy bonito, con apariencia y estilo de viejo clásico, ni era tan viejo, ni nunca se había declarado patrimonio ni municipal, ni departamental, ni nacional. La gente suele hablar con el corazón y no con la razón, con la opinión y no con la lógica de los argumentos de los peritos expertos.

Bueno, el señor Temístocles Ortega, gobernador del Cauca, escuchó el clamor de la gente y de los expertos, y antes de que se termine su administración este año, tendremos un edificio educativo nuevo. Por eso, gracias en nombre de toda la comunidad: de los estudiantes, de los padres de familia, de los docentes y su cuerpo administrativo. Gracias también al Ministerio de Educación Nacional que acompañaron el proyecto, y por supuesto, a la actual administración municipal en cabeza de Maribel Perafán, que se puso al frente para sacar adelante esta obra emblemática que sabemos, tiene mil trámites, mil papeleos, y cuesta millones y millones de pesos. Pero lo mejor del mundo, es que nación-gobernación y municipio, fueron capaces de ponerse de acuerdo para sacar adelante el proyecto y le están respondiendo a los niños como es debido.

Cuando lo mandatarios escuchan, cuando los gobernadores son conscientes de la necesidad de las obras, las cosas se hacen a pesar de los contradictores políticos que prefieren que no se hagan obras para la comunidad, con tal de no ver a los de otro partido poniendo la primera piedra o una placa de inauguración, por celos políticos que dejan ver el egoísmo de algunos seres humanos en todo su esplendor. Pero eso pasa aquí y en Cafarnaum, y no hay problema.

Esta semana estuvo la ministra Gina Parody en Timbío viendo los adelantos de las obras del colegio San Antonio, un gesto que se le agradece montones y aplaudimos porque simboliza el compromiso del gobierno nacional para ejecutar la obra civil. La ministra junto al gobernador y el rector del colegio, el ingeniero Diego Ordoñez, escucharon de boca de los contratistas responsables que para octubre de éste año, terminarán el edificio, y para enero, los niños y niñas de Timbío podrán volverán a su colegio. Una gran noticia, una gran alegría para todos. Esperamos que así sea.

Y es por eso, que así como denunciamos –de manera pública y desde la prensa-, la responsabilidad política del gobernador para prevenir una catástrofe, así mismo, en una columna y un espacio similar tenemos la gallardía y la coherencia para decirle al señor Temístocles Ortega, gracias. Muchas gracias, señor gobernador.