El Nuevo Liberal

Fracaso: ¿vergüenza o experiencia?

Oriana Mendoza

ORIANA MENDOZA VIDAL

Presidente Ejecutiva Cámara de Comercio del Cauca

“El éxito es el resultado de ir de fracaso en fracaso, sin perder el entusiasmo” aseguró Winston Churchill. Pero, ¿qué tan aceptado es el fracaso dentro del mundo empresarial en nuestra idiosincrasia colombiana? En nuestra sociedad el fracaso es sinónimo de vergüenza, derrota, desilusión y pocas veces es aceptado como un paso normal y hasta necesario para consolidar el éxito empresarial.

Hemos conocido de la biografía de Steve Jobs sus grandes crisis empresariales, hasta el punto de ser despedido de su propia compañía, algo impensable hasta el día de hoy. No obstante, fue su capacidad de levantarse, de renacer de sus cenizas y su persistencia lo que lo llevó a surgir una y más veces, dejando no sólo una gran compañía, sino dos: Apple y Pixar, entre tantos logros que se pueden contar de su carrera profesional.

Esa capacidad de levantarse tras una caída o crisis, es propia de una sociedad que tolera el fracaso, y estas son las verdaderas sociedades innovadoras. Por supuesto, existen condiciones adicionales que componen el ecosistema de una sociedad innovadora, tales como: educación de calidad, inversión en investigación y desarrollo por parte del sector privado, franco dialogo entre la academia y el mundo empresarial, inversiones de riesgo, legislación que estimule la creación de empresas y la inversión en emprendimientos, entre otras.

Andrés Oppenheimer en su libro ¡Crear o Morir! relata cómo los emprendedores de Silicon Valley se vanaglorian de sus fracasos, a la hora de reuniones sociales, las conversaciones inician contando sus bancarrotas o desaciertos de la manera más normal y hasta sienten orgullo de todas las veces que han quebrado sus empresas nacientes, pues está implícito que cada fracaso es aprendizaje, que se va acumulando de tal forma, que con una gran dosis de perseverancia, el éxito está próximo a llegar o ya se está disfrutando del mismo.  Así que caerse y levantarse, implica resurgir con nuevos conocimientos, experiencias de vida que forman no solo la esfera profesional, sino también el carácter, los sentimientos, las emociones y van ajustando esa inteligencia emocional que requiere el candidato a empresario para que cuando llegue el éxito, lo sepa manejar, disfrutar y sobre todo mantener.

¿Qué ocurre en Colombia?

Gracias a la positiva difusión de los medios de comunicación, ser emprendedor en Colombia ha ganado estatus social, lo que corrobora el estudio GEM (Global Entrepreneurship Monitor), al revelar que el 72,3% de los colombianos afirma que elegir ser emprendedor como carrera de desarrollo profesional es una buena opción, situando al país en el puesto 13 entre 60 países que componen dicho estudio. Adicionalmente, otro factor positivo es el hecho de que el 59,5% de los colombianos asegura contar con los conocimientos y habilidades necesarias para hacer empresa, mostrando un temor al fracaso del 37,8%. Las cifras descritas evidencian un cambio de mentalidad y un rompimiento de herencias generacionales, sin embargo, el temor al fracaso sigue siendo relativamente alto frente a países desarrollados. Antes, en la mayoría de las oportunidades si un amigo nos contaba que iba a “montar un negocio” o que era emprendedor, la respuesta inmediata era “¿y fue que no conseguiste trabajo?”, ahora, nos alegramos y lo alentamos a seguir adelante, a conseguir contactos y revisar referentes nacionales e internacionales, si existen, pero aún persiste temor a que “las cosas no salgan bien”.

Como reflexión final, dejemos de lamentarnos por nuestros fracasos, no pensemos más que el fracaso es sinónimo de vergüenza, no sólo en el ámbito empresarial, también en lo personal, fijemos nuestra mirada en nuestros sueños y metas. Aprendamos a rodearnos de personas que nos estimulen a luchar por vencer nuestros miedos al fracaso, al qué dirán, al rechazo, al abandono, pues cuando lleguemos a la meta, y miremos hacia atrás, valoraremos el camino recorrido, las personas que nos acompañaron, pero, sobre todo, aquellos obstáculos que superamos con tanto esfuerzo, porque gracias a ellos hoy somos personas diferentes, con mayores capacidades y mejores equipadas para mantenernos en modo: FELICIDAD!!!