“Este conflicto ha dejado una fractura cultural muy profunda”: Germán Rey

El psicólogo e investigador en áreas de comunicación y gestión cultural, estuvo en Popayán y puso en la agenda el tema de la cultura y los medios de comunicación en un escenario de posconflicto. ¿Cuáles son los retos? ¿Qué comunicar en un posible escenario de paz? ¿Cuál es el papel de las experiencias de resistencia en las regiones?
El corregimiento de Lerma ubicado en el municipio de Bolívar está situado a tres horas por carretera de Popayán. Una parte de su vía de acceso es pavimentada y otro tramo es destapado, con las montañas del piedemonte del Macizo colombiano a la vista.

El corregimiento de Lerma ubicado en el municipio de Bolívar está situado a tres horas por carretera de Popayán. Una parte de su vía de acceso es pavimentada y otro tramo es destapado, con las montañas del piedemonte del Macizo colombiano a la vista. /Fotografía: Archivo particular

Por Olga Portilla Dorado

Desde hace 27 años en Lerma, corregimiento del municipio de Bolívar, sur del Cauca, la comunidad decidió apostarle a crear una experiencia para “ganarle espacio a la muerte” y a la descomposición social que generó el fenómeno del narcotráfico en esta región del departamento.

En 1988 iniciaron un proceso comunitario que le demostró al país que era posible hacer paz desde los territorios. En principio, toda la comunidad planteó que se debían cerrar todas las cantinas y que en Lerma debía construirse un colegio, y así fue. Básicamente, la experiencia se sustenta en tres pilares: la organización comunitaria, la educación y la actividad artística y cultural, esa es la esencia del proceso lermeño.

27 Años tiene la experiencia de paz territorial en Lerma, corregimiento de Bolívar –Cauca.

Como esta experiencia de resistencia y construcción de paz territorial, en el Cauca existen diversos procesos que las comunidades han adelantado para construir y reconstruir memoria, para resistir al conflicto y para generar espacios de paz. Jambaló, La Toma, Toribío, Corinto, Silvia, Inzá y Argelia, son algunos de los escenarios en los que desde la cultura, la educación, el arte y la comunicación, sus habitantes han cambiado la historia de su pueblo.

“El corregimiento de Lerma era conocido porque hubo muchos enfrentamientos entre familias, pero también violencia agenciada por algunos grupos armados. Acá se mataba, se robaba, se violaban múltiples derechos humanos. Cada ocho días, cuando era día de mercado aparecía un muerto. El conflicto fue tan hostil que en menos de 5 años hubo más de 120 muertes violentas. Pero en estos 27 años, son contados los casos de muertes asociadas a la violencia, ya nuestras personas se mueren de forma natural”, comenta Luis Alberto Gómez Velasco, docente de la Institución Educativa Alejandro Gómez Muñoz, del corregimiento de Lerma.

En Lerma aprendieron a abrirle paso a la paz a través de la educación. Manifestar la necesidad de tener un colegio fue primordial en este corregimiento, así como el cierre de cantinas, promovido por las mujeres lermeñas, quienes fueron las principales víctimas al tener que llorar y enterrar a sus hijos, hermanos y esposos. El arte –especialmente las obras de teatro- eran como un espejo que reflejaban lo que vivía este pueblo, por eso, poco a poco las personas fueron tomando conciencia y viendo en sus tierras, en la hoja de coca, otras alternativas para sobrevivir y no seguir dándole más muertos al departamento.

“El país ha tenido una fractura cultural muy profunda. Desplazarse no solamente significa salir de la casa huyendo, significa salir huyendo de su historia, de su sentido de pertenencia, de sus tradiciones más cercanas, de sus afectos más próximos”, Germán Rey.

Experiencias como ésta existen no solo en el Cauca, sino el resto del país. En la mayoría de regiones, la guerra, además de haber desplazado y despojado a la población de sus tierras, les quitó sus tradiciones, sus afectos, su identidad. De ahí que hoy que se habla de posconflicto y de la construcción de una paz estable y duradera, valdría la pena preguntarse ¿qué papel juega la comunicación y estas experiencias regionales en un posible escenario de paz?

Germán Rey Beltrán, doctor en Psicología por la Universidad Complutense de Madrid, investigador en áreas de comunicación, cultura, gestión cultural e industrias culturales. /Fotografía: Dairo Ortega

“Un país con uno de los desplazamientos más grandes y más graves en la historia reciente del mundo, ha tenido una fractura cultural muy profunda. Es decir, desplazarse no solamente significa salir huyendo de la casa, significa salir huyendo de su historia, de su sentido de pertenencia, de sus tradiciones más cercanas, de sus afectos más próximos. Lo que se espera es que ahora en el posacuerdo todas estas comunidades retornen con sus historias rotas, con sus experiencias como desplazados y esa devolución significa que va a haber un gran esfuerzo de carácter cultural y simbólico en las regiones”, dijo el investigador Germán Rey Beltrán, experto en temas de comunicación y cultural.

Durante el ‘Foro de Comunicación, Cultura e Innovación en el Posconflicto’, Rey señaló, que uno de los retos para la comunicación en un posible escenario de posacuerdo, será el fortalecimiento de la opinión pública y la comunicación en las comunidades regionales. “Porque la violencia lo que generó fue miedo, silenciamiento. Un país en paz requiere una opinión pública abierta, pluralista, discordante, no convergente, con diversos puntos de vista. De otro lado, yo creo que se debe aumentar el número de medios de comunicación y la calidad de los mismos, es que los medios locales, comunitarios y regionales son fundamentales”.

De otro lado, el investigador, fue enfático en afirmar que experiencias como la de Lerma, la propuesta de una asociación de víctimas en Popayán denominada ‘lienzos de memoria hombres nuevos y mujeres nuevas’, la experiencia ‘jardín de la memoria’, entre otras que se dieron a conocer en el Foro, son decisivas y definitivas en la construcción de paz y reconciliación.

“Cuando estábamos en el apogeo del conflicto, en menos de 5 años hubo más de 120 muertes violentas. Desde el 88 cuando iniciamos la experiencia de paz territorial, podemos asegurar que la mayoría de nuestra gente se muere de forma natural”,  Luis Alberto Gómez Velasco, docente de la I.E. Alejandro Gómez Muñoz (Lerma –Cauca).

 

Así se movilizaban los lermeños por las principales calles del corregimiento con el fin de exigir –principalmente las mujeres- para que se cerraran todas las cantinas, y así evitar que los habitantes de Lerma se siguieran matando. /Fotografía: Archivo particular

“Mientras existía el conflicto también existía la resistencia, no es que la resistencia venga después del conflicto, es que en medio del conflicto ya había resistencia. Hemos visto experiencias muy interesantes en el Cauca, así como también hay experiencias en los Llanos, en Santander, en el norte colombiano…Si no se ha roto este país por todos estos años de violencia, es precisamente por las experiencias particularmente locales, hechas con muchas dificultades económicas, pero muy imaginativas, que la gente ha tenido para responder al clima de violencia que hemos vivido”, señala Rey.

 

Finalmente, respecto al tema de la comunicación y el rol de los comunicadores, que han informado por años los escenarios de guerra y que ahora tendrán el reto de informar sobre la paz; Germán Rey, señaló que a pesar de que se silencien los fusiles de un grupo armado como las Farc, aún existen otros tipos de intimidación hacia periodistas, como por ejemplo la corrupción, la cual ha sido la causante de muchos de los asesinatos de quienes hacen parte de los medios de comunicación.

“Informar ahora es preguntarnos qué comunicar en esta sociedad que necesita reformas, en la que se necesita el reconocimiento del otro, incluso de los guerrilleros que ahora salen y van a ser actores civiles, qué significa el reconocimiento de ellos, y no simplemente manifestar la opinión alrededor de estereotipos. Por eso es importante que para la época del posconflicto se pongan en juego los elementos fundamentales del buen periodismo: rigor, precisión, imaginación, diversidad de géneros y pluralismo”, indicó el psicólogo e investigador.