“En las tierras colombianas cabemos todos sin mezquinarnos nada”

Un llamado a la unión y reconciliación dejando a un lado el fomento del odio entre los mismos caucanos.

Luis Guillermo Salazar Salazar  

Carta abierta a: Feliciano Valencia, consejero mayor del Cric; Neis Name, consejero mayor del Cric; Jhoani Yule, consejero mayor de Acin y Cristóbal Guamunga, federación campesina Fesuagro.

Muy apreciado y respetados señores:

Aprovechando el aislamiento a que hemos sido sometidos todos los habitantes de esta ciudad, he tratado de poner en orden unas ideas que vienen girando en mi mente desde hace un poco más de cincuenta años cuando en Colombia se empezaron a esbozar conceptos sobre la imperiosa necesidad de una reforma agraria para solucionar los problemas de la tenencia de la tierra, su explotación técnica optimizando su producción y lo más importante, facilitar el correcto mercadeo de sus productos para garantizar los rendimientos económicos suficientes y de esta manera permitirles a los propietarios de la tierra el disfrutar dignamente de educación, trabajo, salud y vivienda.

Los orígenes del poblamiento colombiano nos llevan al nororiente del Asia, bajando a los olmecas, zapotecas, mexicas, mayas, caribes, arhuacos, chibchas, quimbayas, jamundíes, paeces, yalcones y subiendo solo a partir de los incas: los chimor, chancas, huancas, timbíos y pubenses. Y con la mezcla generada por los conquistadores españoles podemos agregarle a estos orígenes: los moros, los cartagineses, los hebreos, los fenicios y finalmente, los africanos.

En el crisol de la historia se fundieron estas etnias para dar origen, gracias a Dios el Ser Supremo que rige el universo, a las diferentes razas colombianas.

Para gobernar estos vastos territorios desde la lejana España se emplearon varios métodos, cual mas cual menos sanguinarios y crueles, las encomiendas, las capitanías, las gobernaciones, pero la avaricia del hombre siempre marcó el rumbo.

Los habitantes de estas tierras no se entregaron fácilmente, lucharon a muerte y dieron sus vidas por su libertad, pero la tecnología de la época representada por la pólvora, la brújula, los arcabuces, los aceros, la caballería, los perros entrenados para degollar a los que no olieran a español y lo más triste, la deslealtad para con su sangre, la insolidaridad y la ingratitud de los mismos indígenas para con su misma gente les permitió a los conquistadores no solo ganar la guerra sino también escribir su historia.

Aquí comienzo yo: si voy producto de esta mezcla de desconocidos genes ¿por qué razón me quieren discriminar mis propios coterráneos que también provienen de los mismos desconocidos genes? Esto no puede ser posible  si lo analizamos con honestidad, con humildad, con respeto al derecho ajeno, con generosidad y con prudencia.

Entonces si los que se califican como indígenas son del mismo origen que el de los mal llamados blancos, los mestizos, los zambos, mulatos, cuarterones y los mal llamados negros, porque razón pretenden  vivir en un “país indígena” diferente al que ocupamos y disfrutamos todos los colombianos?

En lugar de bloquearnos la carretera para aislarnos del resto de nuestra patria con el pretexto de utilizarnos como garrote para golpear a un clase dirigente que proviene de la misma mezcla de desconocidos genes, quienes a lo mejor ni siquiera viven en Colombia y por lo tanto no les importa las incomodidades que ustedes nos hacen vivir  ni, mucho menos, las aspiraciones que ustedes  tienen.

Por qué razón ustedes no piensan que es mejor para todos que nos unamos para vivir y trabajar en este país que tiene dos costas para comunicarnos con el mundo entero, todavía con recursos naturales que debemos utilizar teniendo presente los derechos de la madre tierra, y estipulados en la conferencia de las Naciones Unidas.

Entre todos podemos conservar nuestras aguas, nuestros bosques, nuestra fauna, nuestros recursos no renovables y al mismo tiempo ser autosuficientes utilizando energías eólicas, solares, y el oleaje de nuestros mares, apoyándonos con las hidráulicas que ya tenemos, sin necesidad de seguir construyendo macro embalses.

Pero falta citar algo muy importante, tenemos que ser autosuficientes en la producción de alimentos naturales, volver a lo que ustedes saben hacer, cultivar técnicamente la tierra en unidades agrícolas para controlar biológicamente las plagas, restablecer el equilibrio en la naturaleza sin necesidad de utilizar plaguicidas químicos.

Como pueden analizar, para lograr lo anterior necesitamos a nuestros colegios, a nuestras universidades, a nuestros propios científicos para generar unos nuevos métodos de producción agropecuaria y aceptar que en las tierras colombianas cabemos todos sin mezquinarnos nada, sin egoísmos, pues la construcción de nuevas vías, nuevas poblaciones, sistemas de tratamiento de aguas potables y residuales, manejo de basuras, aeropuertos, helipuertos, puertos fluviales y marítimos, instituciones educativas, centrales de acopio, industrias de alimentos, industrias pecuarias, en fin tenemos todo un país por construir donde insisto cabemos todos los colombianos sin exclusiones y sin privilegios de ninguna especie.

Parodiando al ilustre Presidente de Colombia, don Marco Fidel Suárez, permítame finalizar expresando que estos son “Los Sueños de Luis Salazar”, con perseverancia y unidos todos los colombianos los podemos convertir en pujante realidad para bien de las futuras generaciones que están por venir a Colombia.

Gracias por leer y analizar cada una de las oraciones que se han formado por el conocimiento que tengo desde hace 65 años, de la idiosincrasia caucana.