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    Emprendimiento corporativo: mitos y realidades

    Oriana Mendoza

    ORIANA MENDOZA VIDAL

    Presidenta Ejecutiva, Cámara de Comercio del Cauca

    “Una persona que nunca cometió un error, nunca intentó algo nuevo” aseguró Albert Einstein. En la vida gerencial, de una pequeña o gran empresa, se enfrentan importantes retos relacionados con la productividad, expansión de mercados, creación de nuevos productos, etc., todos encaminados a lograr la sostenibilidad empresarial, pero algo es cierto: quien conduce la empresa no debe dejar de ser emprendedor.

    Cuando una empresa se consolida en el mercado, cambian sus problemas y retos internos del comienzo, por otros que persiguen el crecimiento en el mercado, pero en ocasiones el “capitán del barco” va perdiendo la capacidad de reinventarse para redirigir los esfuerzos empresariales al estilo de los emprendedores. Es ahí cuando las organizaciones se vuelven lentas para seguir procesos de cambio, de cara al mercado globalizado y cambiante, de este comportamiento encontramos ejemplos tan significativos como Kodak y Blockbuster.

    Es un mito que el empresario con más de cinco o seis años en el mercado deja de ser emprendedor, es cierto que los retos van cambiando en la medida en que la empresa crece, pero el motor del emprendedor y su equipo de trabajo, es el que impulsa a la empresa a seguir conquistando sus metas corporativas, al tiempo que sus socios alcanzan sus sueños personales a través de ser empresarios.

    Así las cosas, la gestión del conocimiento, la innovación y el emprendimiento al interior de la empresa, conforman un sistema de gestión que impacta transversalmente a toda la organización. Se puede partir de preguntas como: ¿alguien dentro de la organización se dedica a pensar en nuevos proyectos?, ¿quién y cómo se decide cuándo un proyecto debe iniciar, parar o abandonarse?, ¿cómo generamos mejores ideas?, ¿cómo estimular para que las personas propongan nuevas ideas de manera permanente?, ¿cuál es la fuente de recursos cuando se requiere implementar un nuevo negocio?, entre otras tantas que deben rondar en la mente del líder empresarial y que poco a poco construyen la ruta a seguir por su equipo de trabajo.

    Es necesario tomar los elementos deseados por el cliente y determinar cuáles de ellos podrían considerarse como la mezcla idónea para generar el máximo valor posible para todos los actores vinculados, y con esos insumos construir una nueva propuesta de valor, la cual se traduzca en un modelo de negocio que permita entender de manera clara la forma en que el negocio generará, entregará y capturará valor para todos los actores vinculados. Sin perder de vista que “Sacrificar la innovación para ahorrar costes, es como parar el reloj para ahorrar tiempo”.

    Una realidad: este camino de retomar el espíritu emprendedor no es fácil, requiere de compromiso de la alta gerencia, dedicación de muchas horas de trabajo, pero por sobre todas las cosas, requiere de actitud ganadora y apertura al cambio, salir de la zona de confort corporativa, matar al famoso “las cosas siempre se han hecho así” que extirpa cualquier asomo de cambio organizacional, pasando al “las cosas siempre pueden mejorar”. Las respuestas a las preguntas planteadas y otras más, se convertirán en los grandes retos empresariales que mueven la estructura y el ADN corporativo con el fin de reinventarse, haciendo empresas más humanas, amigables con el medio ambiente, socialmente responsables y financieramente viables. No cabe duda que el principal reto es personal: abrir la mente y disponer el corazón al cambio, ser consciente de los sacrificios y obstáculos que se presentan en este camino, con la certeza que al final del proceso, habrá valido la pena, cada uno habrá demostrado de lo que está hecho para ser un VALEROSO EMPRESARIO !!!  “Los verdaderos innovadores nunca se sintieron limitados por lo que es; sueñan con lo que podría ser” Gary Hamel.