El legado que dejó el fundador de Aires de Pubenza

Hugo Laureano Chaves Espinosa fue un inquieto músico autodidacta que difundió toda su vida la música de chirimía.

Hugo Laureano Chaves Espinosa participó activamente de las festividades de comienzo de año en Popayán, al igual que en localidades caucanas donde la música de chirimía es bien recibida. / Suministrada – El Nuevo Liberal.

Hondo pesar hay en la ciudad, en especial en el mundo artístico y musical, por la muerte de Hugo Laureano Chaves Espinosa ocurrida el pasado fin de semana en la capital caucana.

El señor Chaves Espinosa, nacido en el barrio Bolívar, fue un reconocido músico, fundador de grupos de chirimía de gran renombre en la ciudad. Amigos, allegados y conocedores, le abonan su amor por la música autóctona y su gran pasión por difundirla a través de las agrupaciones a las que les dio vida.

Chaves Espinosa estuvo casado con Marleny del Socorro Martínez (Q.E.P.D), de cuya unión familiar sobreviven sus hijos Lucy Marleny, Víctor Hugo, Juan Manuel, Luis Felipe, Olga Marina y Adriana Patricia Chaves Martínez. Igualmente se recuerda en forma póstuma a Claudia Jimena y Andrés Aurelio.

El artista musical participó activamente de las festividades de comienzo de año en Popayán, al igual que en localidades caucanas donde la música de chirimía es bien recibida. Se recuerdan entonces las agrupaciones Aires de Pubenza, que aún existe y sigue difundiendo el arte musical autóctono del Cauca; la Chirimía ‘El Banco de Colombia’ y el grupo de chirimías Renacer Patojo, donde adultos mayores hacían las delicias de propios y visitantes en diversos eventos culturales en la capital caucana.

Chaves Espinosa se convirtió igualmente en uno de los ideólogos de la Fundación Aires de Pubenza, creada en 1976 y que hoy en día está a cargo de sus hijos Víctor Hugo y Felipe Chaves, quienes han seguido con el legado de su padre, de fomentar el arte y la cultura musical de la comarca.

Al señor Chaves Espinosa también se le recuerda como Carguero del Paso San Juan Evangelista del Templo de San Agustín y por su pertenencia al grupo Apóstoles de la Virgen de Fátima del barrio El Cadillal. En ese mismo sector de la ciudad, participó en la Junta de Reconstrucción del Templo de Fátima y en diversos periodos en la junta de acción comunal.

En medio de un gran acompañamiento de gestores culturales y amantes del arte y la música, los restos mortales recibieron cristiana sepultura el lunes anterior en el Cementerio Central.

Paz en la tumba de este amante del arte musical caucano.