El Cauca en Navidad y año nuevo
RODRIGO SOLARTE
Cada región y sector social vive el tiempo navideño de acuerdo a las tradiciones culturales y religiosas, lo sucedido en el año que se va, planes para el que llega y creencias que sobre la suerte tenga.
En ese marco, el acostumbrarnos a evaluar lo vivido, a todos los niveles del acontecer cotidiano, personal, familiar y colectivo o social, nos hace conscientes de los procesos que transcurren, ubicación o desinterés en ellos, y sus consecuencias.
El diálogo es un medio que los católicos o no, enseñan a la niña o el niño, sobre el Niño Jesús y sus similares multiculturales, ambientados por el pesebre, novena de aguinaldos, degustaciones, villancicos, y pedidos que a su nombre hacen a los padres, padrinos, solidarios e instituciones como las mismas iglesias.
La conciencia dogmática intergeneracional, es inducida por la tradición religiosa recibida por los adultos. En nuestra cultura, desde la llegada de los españoles buscando el oro para financiar y continuar sus conquistas guerreras, como representantes del Dios creador, a cuyo nombre invadieron territorios y conciencias, llegando hasta la muerte a los incrédulos, como forma de lucha.
Las ciencias de lo físico, espiritual, ambiental y cósmico, continúan investigando los misterios de la creación, aterrizando hacia la energía de todo lo existente y viviente, la noción del dios creador, compitiendo, en este momento de la civilización humana, el dios físico con el metafísico, lo cual se refleja también en la polarización de nuestras ideas y organización política, cuya concertación dialógica racional, entra en la búsqueda de la convivencia para superar el ¨ sálvese quien pueda y como pueda” a la que podríamos llegar al predominar el egoísmo.
La unidad en la diversidad del Cauca y Colombia continúa construyéndose en todos los espacios, incluyendo las calles, avenidas y todos los lugares por donde circula la vida y sus contradicciones. Este acontecer universal florece y hoy lo visibilizamos más rápidamente a través de las redes sociales y demás medios globalizadores de las comunicaciones.
Cada generación aspira a mejorar progresivamente las condiciones de vida colectiva, familiar e individual en el contexto natural y cósmico donde transcurra la vida y sus circunstancias.
Ya existe una generación nacida después de la plural Constitución de 1991, que se gestó por iniciativa de adultos jóvenes, jóvenes y mayores, luchadores sociales de diferentes organizaciones y partidos políticos, algunos hoy sobrevivientes al genocidio, que una minoría pretende perpetuar todavía, más con mercenarios y mercaderes que asumieron el miedo a la muerte, tan natural en quienes amamos la vida, como medio para controlar conciencias y voluntades deseosas de un futuro mejor.
Esta Navidad y año nuevo tiene sus características, parecidas unas, diferentes otras, en cada país de América Latina. La lucha organizada por la vida, la paz con justicia social y dignidad con la reacción y respuesta contraria a este querer mayoritario, es un común denominador a esta hora de la historia.
La convergencia de indígenas, campesinos, afrodescendientes, con sus organizaciones, incluyendo orgullosamente a sus Guardias, desarmados sus brazos, pero armados de amor a sus tradiciones, antepasados, cultura y territorios, fue y es una muestra de la multiculturalidad y plurietnicidad de sus pueblos, reconocidos en la Constitución del 91 , potenciados hoy con las marchas pacíficas y culturales de estudiantes, profesores, trabajadores sindicalizados, madres y padres de familia, que oran y luchan por sus hijos y compañeros de sueños por Noches y días en paz con mejores años para sus vidas y país.
Que la FELIZ NAVIDA Y PROSPERO AÑO NUEVO, nos acompañe a todos, sueñen o no de que ¨ otro mundo es posible¨.
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