El camino a Descanse en la Paz

Comunidad enclavada en la selva de la Bota Caucana, busca que la paz por fin les lleve progreso y desarrollo.

Ary Chavez Montoya

Politólogo

Especial para El Nuevo Liberal

A 10 horas del municipio de Santa Rosa en el departamento del Cauca, se encuentra ubicado el corregimiento Descanse. Fotos Suministradas – El Nuevo Liberal.

Al final del abismo, por las faldas de las montañas que conforman la Cordillera Central, corre con fuerza joven el río Caquetá. Al lomo de un caballo, Guido Albán, líder comunitario, recorre un vasto territorio engalanado por los colores del piedemonte amazónico, unos cuantos centímetros separan al jinete de los azares de la muerte, una caída que puede resultar en una historia más.

A 10 horas del municipio de Santa Rosa en el departamento del Cauca, se encuentra ubicado el corregimiento Descanse. Como el Macondo que García Márquez describió, éste es un caserío pequeño, lejano, con casas de barro y de arquitectura colonial. El mundo de sus habitantes es la agricultura y llegaron ahí echándose al hombro las herramientas para desmontar, selva adentro, buscando abrirle paso a una vida mejor.

Allá se llega por un camino viejo, a caballo o a lomo de mula. Cuenta Guido, quien creció en este territorio, que el ingeniero y Monje Capuchino Español Fray Isidoro de Montclar, piedra a piedra dirigió su construcción en 1965.

Guido Alban, líder comunitario, camino a Descanse; allá se llega por un camino viejo, a caballo o a lomo de mula.

“Caminito de selva, tan pequeño y tortuoso; eres guía de mis pasos silenciosos recorriendo la morada de los pobres”, expresó con métrica libre en su testimonio escrito, Labor Misional Capuchina.

Hoy, senda de campesinos, indígenas, afros, y hasta hace un tiempo, de guerrilleros del frente 8, 13, 29 y la columna móvil ‘Jacobo Arenas’ de las Farc, los frentes ‘Manuel Vázquez Cataño’ y ‘Camilo Cienfuegos’ del Eln y solados de la Brigada Móvil 1 y 6 del Ejército Nacional, grupos de influencia fuerte en los años 90.

Con la llegada de la política de seguridad democrática, en el año 2003 Santa Rosa se convirtió en una zona de retaguardia, y Descanse, irónicamente en el punto para descansar tras los trajines de la guerra. En una constante persecución, al anochecer, guerrilleros batidos buscaban agua de panela para tomar un nuevo impulso. Al alba, vencidos por el largo camino, pasaban los soldados buscando una tregua para retomar sus fuerzas.

Las dinámicas del conflicto se hicieron sentir en esta población. Durante años este fue un corredor estratégico para el narcotráfico y para la guerra de guerrillas, pues conecta 5 departamentos: Cauca, Huila, Nariño, Putumayo y Caquetá. Cuando se va para Descanse diferentes historias acompañan el difícil andar de los caballos, la violencia es un recuerdo que no logró romper la férrea unidad de este pueblo.

En medio de un ambiente político tensionado, Weimar Gómez, candidato a la alcaldía de Santa Rosa en 2003 por el Partido Liberal, fue asesinado a manos de hombres que presuntamente pertenecían a las Farc; recorría este camino haciendo conocer su propuesta política.

Esta senda fue testigo del juicio de guerra y posterior asesinato de dos concejales. Fredy Vhaos, concejal del Partido Liberal, fue ultimado por guerrilleros de las Farc en el año 2000 y José Chanchí, concejal del Partido Conservador, fue asesinado en la cabecera municipal por el Eln en 2002. Ambos acusados de ser informantes.

Rodrigo Gómez, personero municipal en 2002, fue acusado de informante por el frente 13 de las Farc. Al percatarse de los hechos, Guido Albán, puerta a puerta convocó a la comunidad para evitar que el agobiado corriera con la misma suerte de los ya asesinados. Más de 500 valientes rodearon al personero para proteger su libertad. Guido y Rodrigo, por órdenes del comandante, alias ‘Caballo Grande’, tuvieron que abandonar su territorio.

La paz no se trata sólo de una firma o de la ausencia de guerra, este noble valor es un conjunto de condiciones que aseguran la dignidad y la libertad de los pueblos.

Como parte de los intentos por trasgredir las condiciones de violencia y de pobreza, los campesinos de Santa Rosa visibilizarían su causa por medio de diferentes movilizaciones. 1985, 1987 y 1997 fueron años de marchas sociales hacia la Panamericana, presiones que terminaron en compromisos del gobierno para realizar la carretera, un puesto de salud y un colegio. Desde aquellos años, los habitantes de Descanse esperan la carretera que quedó incompleta, saben que ante la falta de interés del Estado, su mejor apuesta es unirse para comprar un buldócer y una retroexcavadora.

Donde antes había zozobra por las balas, ahora hay afán por el desarrollo. Tras la firma de los Acuerdos de La Habana, ésta comunidad ha empezado procesos políticos interculturales para cuidar su territorio, esperan constituirlo como Zona de Reserva Campesina para asegurar el aprovechamiento de la tierra desde el campesinado. Como Guido Albán, hay otros líderes y lideresas que buscan el desarrollo para el corregimiento donde creció.

La paz no se trata sólo de una firma o de la ausencia de guerra, este noble valor es un conjunto de condiciones que aseguran la dignidad y la libertad de los pueblos. Un camino adecuado, una escuela, un puesto de salud, el acceso a recursos, el cubrimiento de necesidades básicas, son algunos de los elementos que, como este territorio, muchos, sueñan con alcanzar.

La búsqueda de la paz, la vida y la libertad, tiene una relación directa con el derecho a la participación, entendida como la intervención en los asuntos públicos que determinan la democracia en la comunidad política, condición necesaria para el desarrollo que buscan en Descanse. El deber del Estado de llegar a territorios como éste, resulta de insoslayable urgencia, pues fueron condiciones de abandono e inequidad las que en su momento, dieron origen a la violencia.